27 de mayo de 2010

Mocos Salados


Se estaba ahogando en su moscos trasparentes y salados, tan salados como el mar, como esa mar que se revuelve agitada y saca toda la sal a su superficie. Sus mocos no eran de catarro, eran más bien mocos vividos, mocos familiares, eran esos mocos que apetece tener cuando se llora... que acompañan y humedecen una sensación seca, llena de ausencias, empapada de sequías..

Había aprendido a beberse sus mocos en silencio, compartiéndolos con ella misma, si acaso alguna vez tímidamente pedía prestado un kleenex a quien estuviese a su lado, pero sin permitir que supiera que sus mocos salados estaban enmohecidos, que la humedad se había enturbiado. No quería mostrarlos, ni que nadie intuyese ni por la más remota de las casualidades el sabor que tenían. Sus mocos, eran mocos demasiado dolorosos para mostrar, prefería que pensasen simplemente que estaba muy constipada…

Blondie

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