11 de marzo de 2010

Lekeitio en Invierno: Noches Fantasmagóricas, Dias llenos de Luz

maliZia Kiss canta con La Tuna

Esta noche no alumbra la farola del mar






Fotografías tomadas por maliZia kiss


Los inviernos de Lekeitio son así, noches fantasmagóricas en las que tan solo las calles son protagonistas de toda su belleza, noches en las que paseando solo escuchas la mar y no puedes preguntar a nadie que es esto o aquello, porque no hay nadie para contestarte. Lekeitio cualquier día entre semana en invierno está muerta, rodeada de sus historias y leyendas, acompañada por el leve susurro de esas almas que algún día fueron y vivieron en esta villa.

He paseado esas noches por la playa de Isuntza con la esperanza de encontrarme con el señor de negro para pedirle que los matojos crezcan pronto en mi corazón, que liberen mi alma de la tortura de no entender nada, que maten esta imperiosa necesidad de comprender porqué a veces, alguien te hace daño, te mata en vida y no te remata, con esa esperanza he paseado las noches fantasmagóricas de Lekeitio, pero en mi corazón no han crecido esos matojos ni se ha convertido en piedra, en esa aittitta marruca que tal vez liberarian esta tristeza infinita de no comprender nada, aunque el precio pagado fuese que mi corazón se convirtiese en una roca dura…

Pero los amaneceres en Lekeitio en invierno son de una belleza espectacular y yo estoy convencida que tengo ángel, ese ángel que nos acompaña a algunos y que me ha regalado el inmenso placer de levantarme el pasado lunes y ver amanecer desde la terraza de mi hotel ante una playa nevada, la belleza era tan grande que no encuentro palabras para describirlo, tan solo se que mi corazón no era roca dura y que sentía como se ensanchaba de satisfacción viendo el mar, la nieve en la arena, los copos que seguían cayendo y esa hermosa isla de San Nicolas a la que se puede acceder cuando baja la marea y que une las playas de Karraspio y de Isuntza, a la que no me he atrevido a ir por el malecón porque la vez anterior que estuve me di un hostiazo con el verdín que casi me mato y porque estoy convencida que con mi característico despiste, fijo que sube la marea y me quedo allí atrapada horas y horas y eso como que no… Pero ya buscaré unas buenas botas para no resbalar y llegar algún día hasta allí y buscar por el islote los restos de la antigua ermita…

También he estado en misa en la Basílica de Santa María y como a mi me encanta canturrear, pues me he cantado a pleno pulmón toda la misa en vasco ayudada por las pantallas donde te ponen las letras y frente a ese maravilloso retablo gótico flamenco policromado y bañado en oro y que es el tercero más importante de España, después del de Sevilla y Toledo. Las misas y yo siempre hemos andado a la gresca, vamos que no nos simpatizamos mucho, pero tengo que reconocer que ha sido una verdadera delicia para mí ir a la de doce el pasado domingo a esta Basílica y cantar fuerte y alto acompañada por un motón de fieles que cantaban como ángeles.

Para mi este viaje ha sido precioso, he conocido Lekeitio en profundidad, he vuelto a escuchar historias de la casa de La Tala, de esa casa que fue de la familia del escritor Jose Luis de Vilallonga, he disfrutado de la gastronomía de esta tierra, estaba todo tan rico que yo pensaba, bah, kilillos a la mar, ya los perderé en mis madriles y me he puesto las botas a comer pescado, marmitako, y mas pescado… y pescado…

Solo ha ensombrecido mi estancia en este precioso lugar esa extraña mirada de hombre que me hizo comprender que en la vida existe muchísima más maldad de la que yo pueda llegar a imaginar, que me hizo comprender que mi ingenuidad no sirve para que te cuenten una verdad, esas verdades que yo contaría, que mi debilidad hace que las dé cuando veo que alguien lo pasa mal, pero que a pesar de ser el dueño de unos ojos que yo pensaba de otro, a pesar de los pesares, me pareció un tipo encantador…


Blondie

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