27 de enero de 2010

El Fantasma


Tiene ojos y nariz y boca y piernas, ¿o no tiene piernas? porque por no tener igual ni tiene. Se desliza por las rendijas de lo ilógico con naturalidad y se deja querer por los que le protegen. Su rostro es una caricatura de si mismo y de si mismo es víctima también. Tiene a gala realizar determinadas cosas movido por una especie de furor uterino impropio de su sexo masculino. Sabe zafarse muy bien cuando la ocasión así lo requiere y también sabe darle otra vuelta de tuerca a sus impropias necedades. Es transparente aunque se sienta opaco y todos sabemos donde está en cada momento. Su interior es diáfano y no hay pues donde rascarle aunque pretenda vendernos esa mezcla pringosa y gelatinosa que él llama sensibilidad. Llora con lágrimas de leche agria y su única meta es seguir vendiéndose. Apesta. Tal vez sea porque no se ducha o si se ducha no utiliza jabón, porque el jabón limpia lo negro y él no quiere quedar al descubierto, prefiere mantener su costra como coraza protectora.

No tiene nombre, o tal vez tenga miles. Nosotros le llamamos fantasma.

Blondie

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