16 de septiembre de 2007

Vacaciones en el Mar

El verano era absolutamente maravilloso para reconciliar el cuerpo con la naturaleza, el aire, la arena, la sal, el agua, acarician la piel y la miman, es el mejor tónico de belleza, -- pensaba Camila mientras sentía como el agua se secaba dejando restos de sal en su piel-. Le costaba ducharse al volver a casa, le gustaba pasarse la lengua por su brazo y sentir ese gusto salado, a mar, a vida. Se sentía maravillosamente bien, no quería geles de baño, ni esponjas corrosivas, solo el agua del mar…

Camila era de secano y desde que descubrió el mar, nunca faltaba a su cita con él, primero con sus padres y después sola.Tal era su pasión por el mar, que hasta sus amigos, bromeando la llamaban sirenilla.

Era forofa del mar en todas sus modalidades, siempre encontraba la parte positiva cuando el mar estaba picado, demasiado caliente o cuando amanecía sucio por las corrientes que habían arrastrado algas y porquerías a la orilla. Para ella todo lo relativo al mar era absolutamente perfecto, no existían defectos, o si existían no los veía…, era simplemente maravilloso. Aunque si es verdad que le tenía mucho respeto, tanto que cada año al entrar por primera vez en sus brazos, le saludaba y le echaba una moneda, le hablaba con solemnidad y le decía alegre, pero con mucho respeto, he llegado…

Sabía desde muy pequeña que al mar no hay que enfadarlo…

El mar es cansino y horrible, es peligroso y se cobra vidas, está sucio y contaminado, las playas abrasan y están llenas de gente, el sol es pernicioso y el moreno es una estafa, te destiñes a los tres días de no pasarte horas y horas al sol como si estuvieses en una parrilla, las olas son molestas y la sal pica, la humedad es asquerosa y pegajosa, solo bebes y sudas, sudas y bebes…los pedalos y las motos acuáticas no te dejan ni nadar, -vamos que vas por el mar nadando acojonado, pensando que en cualquier momento te van a cortar el cuello…- ¡y encima te pican las medusas…¡, eso pensaba Raúl, pero a pesar de todo, cada año era fiel a su cita con el mar desde que era pequeño…

Raúl y Camila, veraneaban en el mismo bloque de apartamentos desde que eran pequeños, pero no se conocían, era una inmensa torre, una horrible mole de hormigón, de las muchas que había en aquel horrible lugar de veraneo, lleno de guiris horteras, la mayoría ingleses, que al atardecer regaban sus bodys de alcohol hasta límites insospechados. Pero a pesar de eso, ambos seguían acudiendo a su cita anual, primero con sus cubos y sus palas y mas tarde con sus bronceadores y sus libros; Era ya una costumbre de años el acudir a ese enjambre cada verano…

Cuando Camila se vio sentada en su mesa de trabajo, enfundada en una falda y una americana, con sus tacones y sus medias de verano, no se lo podía aún creer, había pasado un mes y allá lejos había quedado su mar, su sal y su moneda. Estaba de un humor extraño, no había quien le dirigiese la palabra; Todos lo sabían y la dejaban tranquila para que se repusiese poco a poco, la jefa era así, algo neurótica y lo mejor era hacer caso omiso a su mal talante, a su mal gesto…

Cuando Raúl termino de vestirse en casa, estaba de un humor de perros, se había tenido que afeitar y hasta ponerse corbata, y esos horribles zapatos de cordones que aprisionaban sus pies, ¡ y encima tendría que poner la mejor de sus sonrisas en la entrevista de trabajo ¡, parecer un tipo “guay” y simpático, algo “pijo” e interesante. Tenía que interpretar el papel a la perfección, - eso lo tenía claro -, pues sus amplios conocimientos no eran suficientes, eso no vendía, lo que realmente vendía, más que su magnifico currículum, era su imagen “supermegaguay”, así que con desgana se lanzó en picado al ascensor y luego a la vorágine del trafico pestilente de Madrid…

¿A quien se le habría ocurrido ponerle la entrevista de trabajo justo su primer dia?,- pensaba Camila- si era cosa de Tomás, su secretario, le iba a oír cuando volviese mañana…,¡como que estaba ella para aguantar a un aspirante al puesto engominado y totalmente engolado…¡, y es que cada día le aburría mas su trabajo y la tontería que había a su alrededor. Pero a ver, no podía quejarse ahora, tenía que asumirlo; Al fin y al cabo lo sabía, sabía la vida que le esperaba, cuando daba saltos de alegría porque aquella multinacional americana, le había dado un súper puesto de ejecutiva y la había convertido en una súper woman. Ya no había marcha atrás, había conseguido a sus treinta y dos años, recién estrenados, tocar casi las nubes, así que a lo hecho pecho,- pensaba para consolarse-, preparándose para interpretar su papel de altiva y algo borde con el aspirante al puesto.

Respiró pues hondo y descolgando el teléfono le dijo a Emilia, la secretaria suplente:

-Dígale que pase…-

Raúl que estaba esperando de pié, paseando por la sala, nervioso y cabreado por sus nervios, al escuchar, “puede pasar señor Ros, Dña.Camila Salcedo la está esperando”, dio un respingo, abrió la puerta con suavidad, carraspeó y dijo un buenos días con una especie de gallo absurdo, que le salió de su garganta a causa de sus malditos nervios y que le hicieron sentir absolutamente ridículo…

Camila sin levantar la vista del escritorio le dijo secamente, pase y siéntese por favor, en un segundo estoy con usted…

Cuando Camila levantó su mirada, sintió un escalofrío, había aprendido a guardar la compostura y a no dejar jamás, (esa era su premisa), que nadie intuyera ni siquiera ligeramente cualquier sensación o sentimiento que tuviese, su armadura de hielo, esa que se ponía cada mañana antes de entrar a la oficina, la mantenía a salvo de todo y de todos…pero esta vez sintió que las fuerzas le flaqueaban…frente a ella estaba el hombre de sus sueños, el hombre que le había robado horas y horas de sueño cada verano, el adolescente que jamás la miraba cuando coincidían en el ascensor hace años, el hombre, que mas tarde seguía viendo en ese ascensor y con el que había deseado perderse en el mar…al que amaba en secreto, su secreto mejor guardado… Y ahora al verle ahí frente a ella, todo se le derrumbaba…Se quedó muda, mientras Raúl saludaba con una sonrisa maravillosa, que ella jamás había visto hasta ahora, ya que nunca la miró ni la sonrió en ese maldito ascensor de la playa.

Traicionando su férreas premisas, le sonrió y para intentar recomponerse, le dijo con una expresión estúpida, - acabo de volver de vacaciones, es mi primer día y estoy algo confusa, echo de menos el mar…-

-Mientras pensaba, que no se de cuenta de cómo me siento…-

Raúl contestó,- no me extraña, el mar es tan bonito, -

-Mientras pensaba, a esta tía le gusta el mar, hace falta ser gilipollas…pero está buena la tía, muy buena…-

Camila solo quería huir de allí, no sabía que hacer para escapar de esa situación, el solo hecho de su presencia, de tenerle frente a ella, tan próximo, tan cercano, la hacía absolutamente vulnerable, sentía una mezcla extraña de miedo, alegría y excitación. Era la primera vez que teniéndole tan cerca, la miraba.

Había soñado tantas veces con sus ojos y ahora por un capricho del destino, le tenía frente a ella y a su merced, aunque era ella la que estaba a la merced de sus propias sensaciones, pero eso el no lo sabía y le gustaba, le gustaba que él la mirara, aunque sintiera que en cualquier momento iba a desmayarse…

Era lo que tanto y tanto había soñado…y ahora que estaba frente a ella, no pensaba perder esa oportunidad. Cerró el dossier de su currículum con energía, intentado parecer segura de si misma y le dijo, como pudo, - vamos a tomar algo primero, como ya te dije es mi primer día y estoy algo confusa, dejemos la entrevista para mas tarde…-

Raúl, no salía de su asombro, ¿estaba oyendo bien?, pero si resultaba que además de estar buena era un pelín humana…¡ estaba perplejo¡, ¿tomar algo se repetía?, ¿qué mosca le habrá picado?, ¿querrá darme el pasaporte diplomáticamente frente a un café?,- se preguntaba desconcertado- ¿tendrá realmente algo de humanidad?. ¿Por qué la había tuteado? Pero le interesaba muchísimo ese puesto y estaba dispuesto a conseguirlo al precio que fuese, así que si había que tomar café, ¡pues tomaría café¡, aunque él sabía que el contacto mas personal y mas humano antes de una entrevista de esa índole, era prácticamente ya un no. Había cosas que estaba absolutamente reñidas y una de ellas era esta, la cordialidad con el puesto al que aspiraba….Aún a sabiendas de eso, estaba dispuesto a todo, a cualquier cosa, podría en práctica todas sus armas de seducción, si fuese necesario con tal de conseguir el puesto…

Claro, encantado, le dijo, vamos…

¿Pero que le estaba pasando? , ¿dónde estaban todas esas enseñanzas?, no era capaz de ponerlas en practica frente a él…?, sentía que le temblaban las piernas, se sentía tan ridícula, tan poca cosa…había deseado tantas veces un encuentro con él y ahora...tenía que haber sucedido así, se sentía fatal…

Si él supiera…

Camila sigue dejándose abrazar cada verano por su mar, ahora son ya cinco monedas las que echa al mar cada verano desde hace años, una por cada uno de sus hijos, la de Raúl y la suya y es feliz, no se arrepiente de su renuncia a los tiempos de Superwoman, de ejecutiva, aunque a veces siente un poquito de nostalgia…pero el balance ha sido positivo, sigue teniendo su mar, unos hijos maravillosos y un marido que la quiere…

Cuando Raúl se vio sentado en su mesa de trabajo, enfundado en traje y corbata, no se lo podía aún creer, había pasado un mes y allá lejos había quedado su mar, estaba de un humor extraño, no había quien le dirigiese la palabra, pero todos lo sabían y le dejaban tranquilo para que se repusiese poco a poco, el jefe era así, algo neurótico y lo mejor era hacer caso omiso a sus mal talante, a su mal gesto…

Cuando Mónica termino de vestirse en casa, estaba de un humor de perros, se había tenido que enfundar en una falda y una americana y ponerse esas horribles medias de verano, y encima tendría que poner la mejor de sus sonrisas en la entrevista de trabajo, parecer una “Super Woman”, simpática, algo “pija” e interesante. Tenía que interpretar el papel a la perfección, ¡ eso lo tenía claro ¡ , pues sus amplios conocimientos no eran suficientes, eso no vendía, lo que realmente vendía, más que su magnifico currículum, era su imagen ”supermegaguay…”, asi que con desgana se lanzó en picado al ascensor y luego a la vorágine del trafico pestilente de Madrid…


¿A quien se le habría ocurrido ponerle la entrevista de trabajo justo su primer dia?, - pensaba Raúl-, si era cosa de Tomás, su secretario, le iba a oír…cuando volviese mañana…¡ como que estaba el para aguantar a una aspirante al puesto ¡, justo hoy, precisamente hoy…

Había conseguido liberarse de Camila y de los niños, un mes había sido demasiado tiempo… Allí los había dejado en el apartamento de la playa…hoy era el primer día suyo, a pesar de ser su primer día de trabajo, y encima hoy tendría que soportar a una aspirante con pinta de adolescente empollona…¡lo que le faltaba ¡, ¡como si no tuviera bastante con sus hijos¡, (hablando de adolescentes), para tener, ahora que escuchar a esta hoy, precisamente hoy…

-Dígale que puede pasar, le dijo a Emilia, la secretaria suplente, con muy pocas ganas…-

-Pase por favor Srta, D. Raúl Ros va a recibirle…-

Mónica metió tripa, puso su mejor sonrisa, abrió la puerta suavemente y entró diciendo un buenos días, muy sugerente…,le interesaba muchísimo ese puesto y quería dar una imagen perfecta, estaba dispuesta a lo que fuese, con tal de conseguir el puesto…

Cuando Raúl levantó la mirada de su escritorio y la vio, sintió un escalofrío, no daba crédito a sus ojos…¡ era ella ¡, esa maravillosa mujer, la culpable de sus desvelos…la mujer con la que soñaba desde hace casi diez años…la mujer con la que se perdería en cualquier lugar, la mujer que sentía amar, la que jamás le miraba cuando subían en el ascensor del apartamento de la playa….

Blondie

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.