18 de julio de 2010

La Sombra


Una sombra pasea por la calle. Va sin rumbo. Ha perdido el cuerpo de su dueño, ese cuerpo que le marca las cadencias, los lugares, los stops y las aceleraciones. Ahora no tiene prisa, se siente libre y va descubriendo poco a poco que le gusta esa sensación de no sentirse encadenada a los movimientos obligados del que fuera su dueño. Al fin ha tomado conciencia de que puede moverse por si misma, estaba tan acostumbrada a ser un apéndice de su dueño que había olvidado que existe la palabra libertad y que al desprenderse del cuerpo puede tener vida propia, puede mirar en otra dirección… Pero esa sensación de libertad duró apenas un instante al comprender que estaba condenada a seguir a su dueño el resto de su existencia…

Blondie

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