La Sombra
Una sombra pasea por la calle. Va sin rumbo. Ha perdido el cuerpo de su dueño, ese cuerpo que le marca las cadencias, los lugares, los stops y las aceleraciones. Ahora no tiene prisa, se siente libre y va descubriendo poco a poco que le gusta esa sensación de no sentirse encadenada a los movimientos obligados del que fuera su dueño. Al fin ha tomado conciencia de que puede moverse por si misma, estaba tan acostumbrada a ser un apéndice de su dueño que había olvidado que existe la palabra libertad y que al desprenderse del cuerpo puede tener vida propia, puede mirar en otra dirección… Pero esa sensación de libertad duró apenas un instante al comprender que estaba condenada a seguir a su dueño el resto de su existencia…
Blondie