Tres Cuartos al Pregonero
Ya estaba harta de darle tres cuartos al pregonero, todas las mañana iba, pedía su desayuno, contestaba educadamente a la encuesta que le hacía el camarero sobre sus ires y venires y después le daba los tres cuartos incluida la propina. A la media hora to quisqui sabía aquello a lo que ella había contestado con educada desgana desayunando.
Y así día tras día, el camarero preguntaba y se llevaba los cuartos, ella contestaba y se quedaba sin los cuartos y después él la convertía en una mujer apta para todos los públicos.
Ya estaba cansada de ser una actriz desplumada. La última mañana que desayunó en ese bar anotó un número de teléfono de un diminuto anuncio por palabras. Se buscan mujeres de cualquier edad o condición dispuestas a triunfar para un casting.
A partir de ese día su vida cambió rotundamente. Los cuartos se los quedaba ella, el desayuno no le costaba nada y con un suave golpe de nudillos se lo dejaban en la puerta de su camerino sin molestar...
Blondie