8 de febrero de 2011

Mi Ángel de la Guarda


Mi ángel abrió sus inmensas alas para protegerme, ellas cubrieron todo mi cuerpo sin rozarme y yo me supe acompañada. Cuando sentí su presencia supe que siempre estaríamos juntos.

La primera vez que le vi me pareció muy guapo, me gustaron sus ojos de mirada almendrada, su dulzura y su seguridad. Enseguida supe que le deseaba pero también enseguida supe que él a mí no, que él carecía de sexo y que tan solo sentía un amor puro por mí. Al principio me costó entenderlo, yo era terrenal y él un habitante de los cielos y lo que para mi era lógico para él no existía ni pasaba por su mente.

Él tan solo era mi guardián, mi tierna compañía, mi protector, mi amigo, mi ángel, mi dulce ángel de la guarda. Pero yo no me conformaba con su asexuada forma de ser e inventé mil y un trucos para despertar su deseo. Yo no era una mujer de fe y quería que se convirtiese en terrenal, que me acompañase aquí, sí, aquí abajo, que es donde yo le necesitaba, que pasease conmigo cogido de la mano, que su sexo durmiese en el mío durante toda la noche, que su boca fuese para besarme más que para hablarme aunque también quería que me hablase de él, de sus inquietudes, de sus carencias...

Y todo eso que yo quería de él y que le dejaba entrever a ratos, se convirtió en tarea ardua ya que tenía muy clara su misión y era un fiel asalariado de su jefe, al que obedecía sin rechistar, sin oponer resistencia...

Yo intenté explicarle que probase a ser humano, que le sorprenderían todas esas sensaciones placenteras que sentiría con el roce de nuestras pieles, pero él se resistía, no quería defraudar a su jefe y yo dejé de insistir, tal vez ante el temor de no volver a verle y simplemente me dejé acompañar por él, permití que sus alas me envolviesen y aprendí a vivir con la carencia de su sexo y de sus besos, pero un día empecé a darme cuenta que cada vez era menos divino y mucho más humano, empecé a darme cuenta sobre todo, el día que sus alas empezaron a acariciarme muy despacio, yo hice como que no me daba cuenta pero me dejaba acariciar y escuchaba sus jadeos que cada vez eran un poquito más humanos, menos celestiales…

Y un día sus alas me abrazaron, me llenaron de sensaciones desconocidas para mí y me elevaron hasta ese lugar donde algunos dicen que se halla el nirvana

No se exactamente ni como ni cuando fue el día que pasé a tener un ángel de la guarda cien por cien humano, absolutamente divino cuando me acariciaba y maravillosamente desobediente con su jefe. El día que sentí eso empecé a sentirme aún mucho más protegida, ya habría tiempo de subir a los cielos y conocer a mi verdadero ángel de la guarda algún día…

Blondie

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