2 de noviembre de 2010

Blondie Dèjá Vu: Escépticos e Inmutables




Su blanca palidez resaltaba con el intenso rojo de sus labios, se aproximo a ella, la observó largo rato, su expresión era serena, tenía esa serenidad que no había conseguido tener en vida. Su boca estaba relajada, sintió deseos de besarla, acercó su boca a la de ella y sintió un frío helador. Sus labios estaban fríos, no se inmutaban con su calor, pero el siguió besándolos una vez y otra y otra vez y otra... Y empezó a recordar…

La vio aproximarse desde lejos, sonriente, le saludaba con la mano, correteaba entre el gentío de la Gran vía para llegar a él y él no tenía prisa por que llegase, le gustaba verla así de feliz desde lejos. Llevaba un buen rato esperándola, se moría de ganas de verla pero no se lo quería decir y adoptó una postura de escepticismo, inmutable, con tal de parecer ajeno al deseo que ella le provocaba. Vivieron un amor intenso, rieron hasta el agotamiento, disfrutaron de largos paseos y se amaron en una cama intensamente, tan intensamente como intenso fue el tiempo que les permitió estar juntos.

Fueron tiempos de deseo, de lujuria, de músicas y risas, tiempos para saberse el uno del otro sin tener que decirlo, sin tener que explicarse lo que sus pieles decían al son de los tambores de sus corazones que sonaban al unísono. Tiempos de amor, de mucho amor.

Y ahora ella estaba allí, tumbada, ahora ella era la inmutable, la que quería parecer escéptica, pero ni muerta lo consiguió, le delataban sus labios a pesar de estar fríos…

Blondie

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