11 de octubre de 2010

LEÓN

Catedral de León octubre 2010
Fotografía maliZia kiss

Tomado una Coca Cola, light por supuesto, sentada completamente sola en una terraza de un bar de una plaza de León, en esa zona donde el tiempo se ha parado, vienen a mi mente todos esos lugares a los que quiero ir y no he ido y esos otros a los que me gustaría volver. Y escribo esto...

Hoy me siento bien, llena de vida, contenta y anónima y eso me gusta. Me chifla ser anónima, pasear por las calles llenas de historia sin que nadie me conozca o me pare y me diga: ¿a dónde vas?. ¿ A dónde voy? y a ti que coño te importa, pienso… Pero siempre termino siendo educada y con una sonrisa en los labios contesto obediente a la pregunta. Quien me ha preguntado se aleja de mi satisfecho por la respuesta obtenida y yo me quedo furiosa y cabreada conmigo misma, jurando en arameo y prometiéndome a mi misma que es la última vez que sirvo la información de mi vida a la carta. Pero la siguiente vez ocurre igual… Cest la vie…

Aquí, hoy, nadie me pregunta ni a donde voy, ni de donde vengo. Soy tan anónimamente anónima que puedo hasta morirme si me da la gana sin pedir permiso, entre otras cosas porque nadie se inmutaría. Eso es algo parecido a la libertad ¿no?, ser anónimamente anónima…

Bien pues la anónimamente anónima ha disfrutado como nunca de la maravillosa catedral de Santa María de León, ni ha pestañeado admirando sus vidrieras y esa transparencia tan impresionante que baña La Catedral de una luz y un colorido inigualable y ha disfrutado del silencioso silencio de su interior.

Es un lugar que invita a recogerse y a pensar, no necesariamente en Dios, sino en aquello que te apetezca, por ejemplo en ese tío que tanto te gusta o en esa inquietud que tanto te altera o en las gentes que pisarían esta catedral cuando fue construida, en sus vidas para mi anónimas, en sus inquietudes, en sus carencias, en sus amoríos…Simplemente entras, te sientas, dejas que su luz, su aroma, su colorido y su silencio te empapen, el resto ya es cosa tuya…

Después la anónimamente anónima ha disfrutado hasta hartarse del barrio húmedo, de las casas con balcones cuajaditos de geranios, del maravilloso día de luz que ha hecho hoy en León y de La Lola, el bar del papi de los café Quijano.

Ya lo sabes, si quieres ser anónimamente anónimo, vete un día a León, ese lugar en el que como dice mí más mejor amigo, el tiempo se ha parado, se ha detenido…

Blondie

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