9 de marzo de 2007

La travesia de la muerte



Estaban todos contentos y en su amarillentas miradas se vislumbraba un rayito de luz, partían hacía la tierra prometida, hacia el maná. Allí serían felices –pensaban- y podrían sentirse amados, podrían tener una vida digna, por eso consideraban todos que sus euros era una buena inversión…nunca pensaron que sus dos mil euros ahorrados euro a euro, sería una inversión para una muerte segura….

El mar parecía tranquilo, les recibía acogedoramente, la patera se deslizaba entre las olas con suavidad, silenciosamente…Los niños jugueteaban ajenos a todo, les parecía divertido estar allí y se sentían felices…sus risas era toda la música que amenizaba el viaje, el largo viaje…aunque pronto se rompió esa música con los gritos desgarrados de una mujer que estaba empezando a parir…su dolor era infinito, se estaba rompiendo y los hombres miraban asustados, mientras otras dos mujeres ayudaban a que el nuevo pasajero viera la luz….Apretaron, empujaron, metieron sus brazos enteros en la vagina de aquella mujer, que gritaba como un animal sacrificado y al final entre vómitos sangre y sudor, el pasajero vio la luz y así mientras una de las mujeres cortaba con sus dientes el cordón y lo anudaba, la otra lo azotaba para arrancarle el primer lloro, de los muchos que tendría en su vida…luego lo sumergieron en el mar, para limpiarlo y lo envolvieron entre trapos y chilabas,para arroparlo, entre gestos relajados y alegrías…
La mujer se había desmayado empapada en su propia sangre, entre todos le insuflaban oxigeno, querían ayudarle a recuperar la vida que ella le había dado al nuevo pasajero, la vida que le había arrebatado, pero nada pudieron hacer, mas que darle alimento a los peces…

La patera continuaba surcando los mares inexorablemente, ahora reinaba el silencio, ya no jugueteaban los niños, solo se escuchaba, en la inmensa oscuridad, el bramar del mar y los ligeros gemidos del nuevo pasajero…

Bien entrada la noche el mar comenzó a enfadarse, sus olas azotaban con furia la barcaza, mientras todos se abrazaban protegiendo al nuevo pasajero…, pero el mar cuando se enfada, no escucha, no sabe de corduras ni de protecciones, cuando se siente furioso arremete con furia contra todo aquello que le obstaculiza, que le impide ser libre y así cada vez mas furioso comenzó a azotar sin piedad los frágiles cuerpos de aquellos navegantes…solo se oían gritos y peticiones de piedad, pero ya era demasiado tarde, el mar estaba muy enfadado y no quería escucharles, solo quería vencer, se sentía el mas fuerte, estaba en su territorio y nada quería saber de extraños…

Lo que allí sucedió esa noche, el horror que allí se vivió solo lo saben, el mar, los que con él se quedaron y los pocos supervivientes, que acabaron arrojados en una arena húmeda de una playa, entre listones de madera, heridas por todo su cuerpo y cicatrices profundas en sus almas…

Blondie

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