18 de octubre de 2012

Cuarto y Mitad

Pues andaba yo hoy en la cola del puesto de fiambres de un supermercado, taciturna, ojerosa, agotada, y con pocas ganas de hacer la compra por una serie de circunstancias que me han acontecido hoy y que no vienen al caso de lo que quiero contar, cuando le toca el turno a la que estaba delante de mi, una mujer forzuda, alta y grandota que con voz ronca y varonil que le dice contundente al dependiente: Quiero cinta de lomo, a lo que el dependiente solícito le pregunta ¿cuanto le pongo?. Póngame cuarto y mitad le espeta ella con cara de pocos amigos.

¿Cuarto y mitad?, pienso yo, cuarto y mitad son doscientos cincuenta gramos más ciento veinticinco gramos más, lo que suma trescientos setenta y cinco gramos, sigo pensando…Y salgo de mi mundo y miro atenta como el dependiente corta minuciosamente el lomo y lo va poniendo en la báscula.

Como se pase un gramo esta le atiza una leche, pienso, ¡menuda individua!.

El dependiente termina y le dice sonriente a la mujerona, se pasa un poco, pesa cuatrocientos veinte, a lo que la forzuda le contesta, bah da igual, me da lo mismo llevar eso, como si quieres ponerme medio kilo.

¿Entonces para que coño ha dicho de forma tan tajante y escandalosa que quiere cuarto y mitad?, me pregunto…

Parece que la tía lee mi pensamiento porque se vuelve hacia mí con cara de pocos amigos y me dice con una sonrisa que pretende ser amable y es más falsa que Judas Iscariote: Siempre digo cuarto y mitad porque me encanta esa expresión y sobre todo la expresión temerosa que ponen los dependientes cuando se lo digo…

Ahí queda eso.

Blondie

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.