Un Paseo Por El Horizonte
Una mujer camina despacio por la raya divisoria entre la tierra y el cielo. Guarda un equilibrio perfecto, no tropieza, ni titubea en sus pasos, su caminar es felino, cadente y armonioso, su mirada altiva, su silueta recta, erguida. Quien no la conozca pensará que ha estado practicando con un libro encima de la cabeza esa forma de caminar, pero no es así, ella siempre caminó de esa manera, mirando a la vida con desafío.
Pasea despacio porque no tiene prisa, no quiere llegar al final del camino, por eso se para y se entretiene observando, mira lo que le rodea y lo analiza con la meticulosidad de un maniático, no porque lo sea, sino para asegurarse que todo su recorrido resultará como ella espera. Nunca le gustó ser minuciosa pero la ocasión lo requiere, es consciente que ya no podrá desandar lo andado y quiere cerciorarse que cada paso es un paso firme, seguro, no un paso en falso.
Camina por un abismo sin mirar, es consciente que si lo hace, que si mira hacia abajo puede caer, el vértigo puede jugarle una mala pasada y eso sería imperdonable. A su izquierda está el cielo, a su derecha la tierra y la fina línea que los separa es un precipicio, el precipicio por el que ella camina sigilosa, como una gata.
No tiene miedo ni de los tonos azul pastel de su izquierda, ni de los ocres, marrones y verdes de su derecha.
Sabe que cuando llegue al final del camino deberá de optar por uno de los dos lados, que no podrá mantener el equilibrio en el final de esa línea fina e imperceptible y ya nada podrá mantenerla en pie elija lo que elija…
Blondie