17 de enero de 2012

FRIO


La temperatura es muy baja, la noche muy cerrada, hace viento y la sensación térmica debe de ser inferior a los cero grados que marcan los termómetros porque el frío es intenso, muy intenso.

Me acurruco dentro de mi plumas, con mis manos forradas por los guantes aprieto el cuello del plumífero contra mi garganta y meto mi nariz dentro para que no se me quede helada, un intenso olor a rosas de Bulgaria me embriaga, es la esencia que yo misma había puesto allí el otro día, mi cabeza está cubierta por un gorro de lana, solo están al descubierto mis ojos, es lo único que no puedo guarecer, no puedo cubrirlos con unas oscuras gafas de sol para que frenen el aire porque es de noche.

Paseo, mis botas no hacen ruido al caminar, sus suelas de goma son muy silenciosas, apenas hay gente por la calle, de vez en cuando me cruzo con alguna persona aterida de frío, encogida, que anda deprisa deseando llegar a casa. Yo camino despacio, muy despacio…

Estoy sola, podría llamar a alguna amiga y quedar con ella para tomarnos algo calentito, esos bebedizos que hacen reaccionar el cuerpo cuando hace mucho frío, incluso podría llamar a alguien por mi móvil para entretener mi frío con una charla, pero no quiero…

Quiero estar sola, es una elección voluntaria, una necesidad. Toda la ropa que llevo no basta para quitarme el frío porque mi frío es interior, es un frío gélido difícil de calentar, es un frío en el alma.

El silencio de la noche se rompe en mi cabeza, escucho como unas manos imaginarias tocan en las teclas de un piano Balada para Adelina y me siento Adelina por un instante. Es una balada triste que hace que aún perciba más el frío de mi alma.


El piano no cesa de tocar, tras las manos que lo tocan están los brazos y el cuerpo del pianista, no puedo verle la cara, me desespero, quiero intentar dibujarla en mi cabeza pero me siento incapaz, no puedo ponerle ojos, ni boca, ni nariz, no se como es su rostro, pero se que es él...

Me angustia no verle la cara y aprieto el paso embriagada con mi esencia de rosa de Bulgaria, enfundada en mis ropas y tiritando con mi frío interior, mientras las notas de la balada para Adelina no cesan de tocar en mi cabeza sin conseguir calentar mi alma…

Blondie

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