6 de enero de 2012

El Paje de Los reyes Magos de Oriente


Este año no quería apretar fuerte, fuerte los puños y esperar ansiosa durante toda la noche que amaneciese para ver su regalo…

Cuando el paje camellero de Baltasar entró en su balcón se quedó perplejo al comprobar que no estaba el zapato de tacón de aguja de ella, ni había dejado agua y comida para su sediento y hambriento camello, no había ninguna nota en la que pidiese nada, no leyó como otros años que le dejase ese imposible que nunca le dejó y el paje se sintió muy inquieto, atravesó el salón, abrió la puerta y se adentro por el pasillo de la casa, fue mirando por todas las habitaciones pero ella no estaba acurrucada bajo sus sábanas con los puños apretados. La casa estaba vacía, nadie le esperaba.

El paje se puso muy nervioso por su ausencia, ¿despreciarle a él?, ¿pero como era posible eso?, ¿ni una nota?, ¡a él!, que era todo un paje camellero…

Sacó furioso su tablet y envió un mail a sus jefes Melchor, Gaspar y Baltasar preguntando por ella. Al rato recibió contestación a su mail, le decían que no sabían de su paradero. Ella había desaparecido, nada quería ya de sus majestades.

Fue entonces cuando El Paje comprendió y entristeció, sintió como le flaqueaban las fuerzas y se dejó caer sobre la alfombra del salón. De sus ojos comenzaron a salir aguas cristalinas del Nilo, que fueron empapando esa alfombra, no podía cortar esa hemorragia de agua dulce, ya no sentía ganas de continuar su viaje para repartir regalos en los demás balcones que le esperaban. Su sufrimiento paralizó sus vanidades y su desconcierto su inmenso ego. De repente se convirtió en un pobre y decadente humano con todas las fragilidades y debilidades que ello conlleva…

Con la mirada vidriosa por las aguas dulces del Nilo, tomó de nuevo su tablet y envió un nuevo mail a sus jefes que rezaba lo siguiente: Dejo mi trabajo, me quedo sobre la alfombra, podéis buscar a otro que me sustituya, ya no quiero trabajar si ella no está para mirarme fijamente con su mirada miope, mientras mis dedos se enredan en su ensortijado y pelirrojo cabello y mis labios balbucean en su oído: no pude dejarte lo que me pediste aunque me sintiese en casa…

Blondie

Moraleja: No te fíes nunca de los pajes de Los Reyes Magos y menos de un paje camellero porque te quedarás sin regalo y si puede te hará daño, mucho daño…

maliZia kiss

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.