Ausencia
En un rincón de la habitación entre penumbras, enredado entre las sábanas está él. Respira tranquilo, nada le hace alterar para que pueda pensar que sus sueños vayan a ser agitados, nada espera ya de la vida, salvo trabajar y dormir en la oscuridad cada noche...
Pero sus sueños son agitados, demasiado tiempo solo, ese tiempo que consiguió por si mismo convertirle en un bicho raro, en un solitario... Y ahora quiere que ella se enrede en sus sábanas con él, acariciar su piel entre sueños, abrazarla en las noches de frío y recordar siempre antes de dormirse que la noche anterior estaba también con él y que esta noche volverá estar y la noche de mañana. Ella…
Suena el despertador, sus sábanas enredadas le impiden levantarse y tiene que luchar con fuerza para desasirse de ellas. A ciegas, medio dormido, palpa con su mano el colchón buscándola, pero no está, no está, no está…Otra vez igual que ayer y que anteayer, otra vez igual, no está, nunca está, nunca estará…
¿Cuándo dejará de soñar?, ¿cuando dejará de soñar con ella?.
Se abre la puerta y entra Rebeca con una bandeja sobre la que reposa una taza humeante de café y un plato con tostadas, como siempre en su punto, sonriente le da los buenos días y él calla, la mira y no le dice nada, no le dice que le falta ella. Bebe de su café pensativo… ¿Cómo explicarle a Rebeca que le falta ella cada noche?
Blondie