1 de abril de 2009

¿Thelma y Louise?, ¿Y Por Que No?

Esto es la historia normal de un tipo normal en un día normal. El tipo tiene asumido que su vida es muy vulgar, aunque parece conforme. Todos los días lo mismo, menos los domingos. Levantarse, aseo metódico y ordenado, primero ducha y después afeitado, a continuación desayuno en albornoz y zapatillas y después camisa, corbata, pantalón, chaqueta, gemelos y zapatos de cordones. Una vez terminado todo ese mecánico trabajo maneja el volante de su coche para dirigirse al trabajo. Tras superar estoicamente el atasco de rigor con las noticias en radio ochenta, deja su vehículo en el parking de la empresa, siempre a la misma hora y en el mismo sitio y se dirige a su despacho donde su secretaria le recibe solícita con un buenos días y una humeante taza de café. Después la reunión con los directivos de cada sección para organizar el día, a los que les da instrucciones precisas sobre su empresa. Ser director general de una empresa es muy pero que muy trabajoso. Agota

A quince kilómetros de la empresa, su mujer se despereza en la inmensa cama de la no menos inmensa casa de tres plantas con jardín, en la que han compartido los últimos veinte años de su vida.

Llama a su marido, pero para variar -está reunido le dice la secretaria amablemente-. Mira hacia su alrededor y se da cuenta que no tiene nada que hacer, las dos criadas se ocupan de que esté todo perfectamente limpio y ordenado y la cocinera que nunca falte un plato rico que llevarse a la boca a la hora del almuerzo y que lo único que consigue día a día es que engorde lentamente un poquito más.

No tienen hijos, ni expectativas de tenerlos, aunque si aún edad. Al principio no quisieron, querían todo el tiempo para ellos, mas adelante él creó un imperio y no tenían tiempo ni para planteárselo, ahora ya ni hablan de ello.

Ella no quiere pensar en eso, se siente hastiada de la vida que lleva, un día, otro día, otro, otro… esperando a que llegue el ansiado domingo, pero cuando llega tienen que ir al golf y él invierte el tiempo en relajarse con sus amigos mientras ella marujea con sus mujeres, después vuelven a su inmensa casa y él aprovecha la última hora de la tarde para leer algún que otro informe que la semana anterior no le dio tiempo y de paso organizar el planning de la semana que va a comenzar. Cuando llega la hora de dormir el está agotado y ella aburrida de la vida.

Hoy está especialmente sensible, descuelga el teléfono y llama a la mujer del vicepresidente, que aunque mas joven no ha sido impedimento para que se hayan hecho grandes amigas y le cuenta sus penas mientras esta le confirma con sies, hummms y vayas que su situación es idéntica. De puro aburrimiento.

Pasan mas de una hora al teléfono, después al colgar mete en una bolsa cuatro cosas cogidas al azar de su vestidor y garabatea una nota para su marido, que deja depositada en su almohada: Me voy con la mujer de tu vicepresidente, queremos ser Thelma y Louise.

Blondie

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