El Chico de la Bici Verde
La noche del seis al siete de marzo, fue una noche terrible para mi. El miedo me invadía, quería controlarlo pero no podía, el miedo me superaba… Era la tercera vez que iba a pasar por lo mismo.
La primera vez, hace más o menos un año y medio, fui tranquila y salí traumatizada después de lo que me hicieron, pero pensé bueno después de todo ya pasó, pero no, no pasó, ahí empezó mi tortura...
¡Me lo habían hecho mal! y después de un penoso paseo por todas y cada una de las modalidades de antibiótico en pastillas, que si los de cada ocho horas, que si los de cada doce, que si los de cada veinticuatro, pasé a lo que yo llamaba inyecciones de caballo, esas que te ponen dos a la vez, una que cubre los gram positivos y otra los gram negativos, esas que solo se pueden poner tres días, porque son superhiperfuertes, pero que a mi me pusieron seis días, para decirme después que tenía que volver a pasar por ese sillón del sacamuelas.
Y pasé de nuevo por sus manos, pasé …y fue aún peor. Ahí ya andábamos casi por semana santa del año pasado y yo con casi cuarenta de fiebre…
Y la otra noche, esa noche del seis a las doce de la noche, a la hora de las brujas, estaba yo sentada en una valla de piedra que rodea el parque de la Florida, frente a la Catedral de Vitoria, muerta de miedo y deseando que jamás llegase mañana, cuando pasó un chico en una bici verde, la dejó tirada en el suelo frente a mi y me pidió un cigarro. Cuando levanté la mirada me dijo: ¡pero tía que te pasa!, ¿por qué tienes esa cara?
-¿Qué que me pasa?, pues que estoy acojonada…
Estaba convencida que me iba a atracar, pero me daba lo mismo, mi acojone no era por eso y podía mas mi miedo al día siguiente, que el miedo a que me birlase la pasta o la visa y ni me inmuté, tan siquiera me moví de allí cuando se sentó a mi lado.
Y me empezó a preguntar, ¿qué escondes?, ¿cómo te llamas?, eres muy guapa me decía…no tengas miedo, solo me gustas tu, me gusta tu mirada, me gusta lo que veo, lo que escondes y lo que intuyo…
Yo era incapaz de reaccionar, en mi mente solo bailaba una idea fija, una frase, que la bombardeaba, no quiero que llegue mañana, no quiero que llegue mañana, no quiero… y mientras él hablaba y hablaba…
- Dime tu nombre por favor…
- ¿Mi nombre?, ¡pero que manía con esto del nombre!, ¿acaso un nombre soy yo?, maliZia kiss, le dije-, y deja de decirme como soy, tu si que eres guapo y lo sabes, pero conmigo no te servirá…
Aunque si en ese momento me hubiese garantizado que me salvaba del horror que me esperaba mañana, si chasqueando los dedos hubiese hecho magia y me hubiese dicho: ¡voilá maliZia!, todo arreglado, ya no tienes que ir mañana, me habría entregado a él para el resto de mi vida, allí mismo…
-¿maliZia?, ¿me tomas el pelo o acaso eres una bruja?
- Soy una bruja, le dije, y mírame bien porque jamás volverás a verme, esto ha sido una casualidad…
- Nada es casual, me dijo, quiero quererte maliZia, déjame…¿cómo puedo saber de ti?
- Lee mi blog, le dije
Y quiso darme un beso en los labios pero yo ni pestañeé, me aparte suavemente, me levanté y me fui hacia el hotel, que estaba al otro lado del parque, él me alcanzó de nuevo y me dijo: ¿me das otro cigarro?, se lo di junto con mi mechero y me fui, y de nuevo me alcanzó y me dijo, tengo tu mechero ¿lo quieres?, claro- le dije-, pues te lo cambio por un beso, por el primero de todos los que te daré…y sin darme ni tiempo a reaccionar, me cogió de los brazos, tiró de mi y me besó…
Ahora, después de pasar por varios chutes de anestesia, por varios de sedación, por un colocón de oxigeno y mas de cuatro horas entregada a mi matasanos salvador, con autenticas ganas de pirarme nada mas entrar y conteniendo mis ataques de pánico, me parece un sueño ese chico de la bicicleta verde, ese loco del parque, que en una noche de brujas y de miedo, no me robó la visa, pero me robó un beso en un parque de Vitoria…
Blondie