6 de enero de 2013

Noche de Reyes, Noche de Nada...


El segundero caminaba por la esfera del reloj marcando cada uno de los minutos que se iban sumando en horas de vigilia. Y así hora tras hora esperaba despierta la llegada de Los Reyes Magos, de Sus Majestades, con sus camellos, sus capas y sus turbantes, quería verles o al menos ver a Baltasar y decirle todo lo que pensaba. Todo

Jamás había osado interrumpir su magia esa noche de espera, siempre guardó silencio y esperó nerviosa sus regalos, pero ya no quería nada, ya no pedía nada, ya no esperaba nada…Y nada hacía ya pues por dormir y nada hacía ya por no ser vista, por no ser descubierta.

No puedo ser culpable por creer en tu magia, quería decirle al Rey negro del turbante, a ese Rey que tantas veces le pidió, que tantas veces le esperó nerviosa en la cama con sus puños apretados sin atreverse a levantarse.

Y el segundero continuaba caminando y el tiempo transcurría despacio esa noche y ella seguía allí, en medio del olvido, esperando, esperándole despierta…

Cuando se abrió el balcón y apareció él, no llevaba ni capa ni turbante, tan solo una camisa blanca de algodón y un pantalón. Estaba descalzo, su tez era morena, sus ojos color chocolate enrojecidos por sus lágrimas la miraron y no dijeron nada, sus labios sellados por su silencio no se despegaron. No tenía nada para ella, sus bolsillos estaban vacíos, sus manos desiertas y su respiración entrecortada.

Ella le miró y no dijo nada, tan solo le extendió una pequeña libreta atada con una cinta de cuero y allí le dejó sin comida ni agua para su camello, con la pequeña libreta entre sus manos.

Salió de la estancia del olvido y se fue directa a su cama sin titubear, se acostó y no apretó sus puños como tantas otras veces, ya no le hacía falta porque nada pidió, nada le dijo de lo que pensaba, nada esperó, nada soñó, nada. Nada de nada….

Nada de nada…

Nada

Blondie

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