10 de noviembre de 2011

Mal Rayo Te Parta


Recuerdo una vez hace ya años, muchos años, que las tormentas eran fuertes, los rayos y relámpagos muy luminosos y los truenos atronadores, pero a mi no me daban miedo, la inconsciencia de mis trece años me hacían valiente y cuando llovía con furia de dioses en verano, salía a la calle con mi bici y corría a la ermita, allí había un inmenso olmo y yo desafiaba a los dioses, me ponía mirando al cielo con los brazos en alto y dejaba que la lluvia me empapase, miraba a los rayos y sentía complicidad con ellos. Nos hicimos amigos.

No recuerdo ni una sola vez por aquel entonces que me diera por pensar en los pararrayos, ni en esa lapidaria frase de “mal rayo te parta”, tan siquiera se me pasaba por la imaginación eso de que mucha gente muere por un rayo en las ermitas, simplemente la inconsciencia de mis trece años me hacía valiente, sentía complicidad con esas hermosas luces que iluminaban un cielo negro y me sentía acompañada por ellas.

Cuando cesaba la tormenta y volvía a casa empapada me gustaba que me secaran y me dieran una taza de caldo calentito, que me regañaran y me dieran una aspirina, que me obligarán a ponerme el pijama y me mandaran a la cama castigada.

Sabía perfectamente que cuando volviese otra tormenta yo volvería a desobedecer y volvería a escaparme en mi bici al olmo y a la ermita.

Cuando descubrí el amor por primera vez, allá por mis quince años más o menos, tuve un novio que temía a las tormentas y cuando tronaba temblaba como un corderillo, yo me reía de él y quería llevarle a mi lugar secreto pero nunca quiso ir, tenía mucho miedo y así fue como yo me desenamoré de él, un día de lluvias y tormentas, de rayos y relámpagos, de atronadores truenos que no pude compartir con él empapada mirando al cielo con los brazos hacia arriba.


Cuando le expliqué mi desamor no lo entendió, trató primero de convencerme que eso era una tontería, después me dio una clase magistral sobre los peligros de una tormenta, pero yo ya había tomado mi decisión del desamor, nada podía hacerme cambiar de idea y mientras el hablaba y hablaba sobre rayos y relámpagos y truenos yo pensaba, mal rayo te parta porque yo me voy, porque ya no te quiero.

Y desde entonces en mi corazón hay tormentas con rayos y relámpagos que iluminan mis sentimientos y angustiosos truenos que retumban en mi interior haciéndome temblar y aguas que empapan mi corazón de lágrimas de dolor, de lágrimas de felicidad, de aguas tormentosas que me hacen caminar por senderos estrechos, sola y llena de temores pero sin tambalearme...

Blondie

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.