Triste Masturbación

¡Pobre infeliz¡ pobre muñeco de trapo o de cartón piedra, tan solo aprendió a bajarse la bragueta en la soledad y nunca permitió que penetrara el sol en su interior, siempre a oscuras, con la mente retorcida y el corazón encogido por el miedo, siempre pensando en follarse una voz anónima que calmase su sed de lascivia, su hambre de lujuria, su inconfesable vicio por el sexo cutre, su decadente deseo, su sórdida manera de pedir unas migajas de amor, sin darlo, sin atreverse a mirar a los ojos, sin desnudar su alma, sin entregar su corazón…

¡Pobre infeliz!, lleno de carencias perdidas, de pasiones inventadas, pobre hombre de barro, pobre y triste desgraciado. El estafador estafado pondrá en su lápida cuando muera, cuando desaparezca con su bragueta empapada de viscosidades rancias bajo la húmeda tierra llena de gusanos.

Ella le pidió muchas veces que la amara como ella quería, como ella necesitaba, que la quisiera bien, sin dañar, auque no quisiera amarla, pero él no la escuchó, eligió su patética transformación en un eunuco temeroso, en un espantapájaros del deseo, del sentimiento, de las debilidades desnudas…

Tan solo le quedaba la resignación de desearla en un rincón escondido de su habitación, añorando lo que jamás tuvo, imaginando lo que nunca fue, inventando unas curvas que jamás vio, la suavidad de una piel que jamás acarició, el olor especial de sus excitadas sensaciones , unos besos en los que jamás se ahogó, un pecho en el que jamás se perdió, una vagina en la que jamás se humedeció…

Ahora ella ya no estaba y el se masturbaba en silencio recordándola, añorándola, intentando dibujar en su maltratada mente su rostro que jamás conoció, sus facciones, la belleza que de ella día tras día imaginó mientras su mano subía y bajaba por su polla intentando alcanzar el clímax que la vida le había negado, que él mismo se había negado, ese orgasmo lleno de todo ese deseo que su cobardía le impidió gritar, le impidió susurrar...

Blondie