25 de octubre de 2011

Al Volante


Cloe metió la llave en el contacto de su coche, la giró, arrancó y se fue alejando lentamente de aquel lugar…

El iba a su lado y en cualquier esquina de cualquier lugar ella paró, él se bajó y Cloe se quedó sola con sus propios pensamientos. Algo fallaba, quería descubrirlo pero no conseguía saber que era.

Le había costado demasiado tiempo decidirse, dar ese paso, abrirse en cuerpo y alma, y quizás por eso esperaba demasiado o quizás simplemente lo que ella pedía era demasiado. El tiempo había ido transformándola y tal vez la había convertido, sin ella darse cuenta, en una mujer demasiado exigente, pero fuese lo que fuese ya no tenía remedio porque se dio cuenta que lo que ella buscaba, quería, necesitaba, era algo que no existe.

Necesitaba que él se volviese loco de amor por ella, pero las cabezas de los hombres piensan en todos los momentos, no saben o no quieren saber abandonarse, dejar la mente en blanco, perderse entre las sábanas de una piel, vestir un cuerpo con saliva, cerrar los botones a besos, anidar en el alma, mirar a los ojos y simplemente sentir…

Quizás ella era demasiado loca, tal vez él demasiado cuerdo, puede que ella muy exigente y el demasiado conformista, o simplemente habían creído amarse.

Ciñó fuerte el volante de su coche, apretó el acelerador y no miró ni un solo instante por el espejo retrovisor. Atrás quedaron sus carencias, en una esquina cualquiera de una calle cualquiera…

Blondie

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