11 de septiembre de 2008

Una Pesadilla Marrón

Estoy hasta las narices del mar, de la sal que machaca mi pobre piel, del sol que la quema y la vuelve dorada, de la arena que impregna mi vida y mis estancias. Estoy harta de comer all i oli, sepia al ajillo y solomillo a la piedra y que mis besos huelan a ajo. Me deprime enormemente estar relajada y leer cuando me place, no puedo soportar acostarme a las cuatro y muchos picos de la mañana y pasar de llevar reloj en mi muñeca, me asusta verme en el espejo asquerosamente morena, me duelen los pies de llevarlos aireados y ventilados con tanta chancla, de andar descalza por mi casa a todas horas y sueño constantemente con mis apretadas botas de tacón que me recuerdan constantemente que mis pies existen y son míos.

Me aburre soberanamente charlar con amigos sonrientes y tostados por el sol, que no se agobian ni enferman, navegar en barca y luchar con las olas para mantener el equilibrio, tomar copitas entre risas y bromas, hablar de lo serio y lo fundamental, como si no fuesen problemas de mi planeta. Necesito urgentemente un constipado con mocos transparentes y afonía total.

Es una pesadilla ir todo el día medio desnuda y no necesitar despeinarme o dibujar mi cara con pinceladas de ocres, me entristece que no se me corra el rimmel al sumergir mi rostro bajo las saladas aguas del mediterráneo. Me aturde que el mar me hable sin parar y que la luna ilumine mis noches.
Estoy desesperada de no cansarme, de comer, dormir y vivir como me plazca, de ser jefa y no sentir que los jefes son otros y no necesitar valerianas para poder sobrevivir.

Necesito estresarme y luchar en mi jungla con los agentes de movilidad, alterarme, atropellarles, matarles y rematarles, escuchar los dulces insultos de los taxistas y morirme de amagos de infarto en los deliciosos atascos

Necesito cuanto antes marearme, que se me pare el corazón y sentir sudores fríos en las maravillosas áreas comerciales mientras lleno mi carro compulsivamente de comida vegetariana para perder los dos asquerosos kilos que me han regalado los empalagosos helados de chocolate negro de Pinoccio y Häagen Dazs, estoy desesperada de manchar los lienzos con pinturas que me relajan. Deberían de cerrar las tiendas de oleos sin dilación, son dañinas, hieren la sensibilidad…

Necesito urgentemente engullir un desayuno con un croissant tieso y reseco en veinte minutos y dejar de escuchar esas horribles canciones melódicas de grupos míticos americanos en las terracitas al anochecer. No quiero volver a ver un puto amanecer más, ni llenar mis ojos de color con luces y fuegos artificiales que rompen el cielo limpio y sin contaminar. Me hace falta oler a humo y a gas, soy adicta y tengo el síndrome de abstinencia y además me parece muy sano y muy recomendable…

Mi cuerpo se agita, tiembla y se estremece. Me siento muy enferma, creo que tengo fiebre, estoy delirando y muy asustada. Abro los ojos y respiro aliviada, ha sido una pesadilla, ¡uff menos mal!, mi cuerpo no arde, ¡que liberación!, todo ha sido un mal sueño, por un instante pensaba que mi vida era marrón, completamente marrón, que no llevaba chanclas, que no había arena entre mis sabanas y que mi piel no olía a bronceador...

Suena mi móvil, vamos a navegar, después leeré y hasta ensuciaré un ratito mis lienzos, jugaré con el balance de blancos y comeré ajo compulsivamente para besar apasionadamente, besos de all i oli, inigualables y absolutamente sensuales, mientras paseo mi cuerpo desnudo por la arena, sumergiéndolo en el mar, escuchando los secretos que me cuenta y murmurandole bajito a la luna que no pienso volver, que jamás volveré, que me perderé aquí, entre los peces como si fuese una sirena para el resto de mi vida…

Blondie

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con quien duermes esta noche? Quien te despierta a veces haciéndote el amor, acariciándote? Quien te toca el culo cuando menos te lo esperas? Con quien compartes habitación doble en los hoteles? Con quien viajas? A quien das esos dulces besos con sabor a ajo? A él. Y él no soy yo

Anónimo dijo...

Yo tampoco

Anónimo dijo...

mi vida es azul marino

nadie

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