Los Reyes Magos de Oriente
A las siete y media de la mañana se me abren los ojos como por arte de magia pero no me levanto me quedo acurrucada en la cama intentando escuchar, pero nada, ningún ruido que no sean los habituales a esas horas en un día de fiesta como es hoy. ¿Habrá venido Baltasar?. Me armo de valor y avanzo sigilosa por mi pasillo hasta mi salón. No quiero llegar, tengo miedo que no haya nada para mí. Abro la puerta y está todo oscuro, al encender la luz veo el plato con los polvorones que dejé para Los Reyes. Se los han comido… El recipiente de agua también está casi consumido, al fondo tan solo hay unas migajas del pan que dejé para los camellos, pero…no veo ningún paquete, aunque las cortinas están extrañamente echadas, tapan todo el balcón y detrás está abultado. Quiero descorrerlas pero tengo miedo… Al fin me armo de valor y meto mi mano derecha entre las dos cortinas para deslizarlas hacia los lados. Una mano firme pero suave me acompaña en ese proceso.
Cuando al fin dejo al descubierto el balcón, entran los primeros rayos de sol, mi salón se llena de luz y los ojos que me miran iluminan mi alma.
Blondie
Blondie