De Madrid a Rusia en un Suspiro...
El día después de los absurdos inocentes al fin puedo
descansar, casualmente esta noche no tengo nada que hacer y me encanta.
Brujuleo
por internet en busca de ¡que se yo qué!, la verdad es que me siento tan
cansada que no pienso ni con lo que me quiero topar, cuando de pronto por puro
azar veo unas fotos de Prado en Rusia y de repente se despiertan en mi todos
mis duendes dormidos y mi mente viaja más rápido que la luz hacía las estepas
nevadas y quiero ser Lara y quiero acurrucarme en los brazos de Yuri mirando
una vela que poco a poco funda el hielo y que ese momento sea eterno que nunca
llegue el día que él coja el tranvía y se baje cuando me vea caminar por el
empedrado nevado y frío de Moscú.
Y me siento minúscula en esa inmensa estepa en la que busco
angustiada aquello que jamás tuve, esa extraña sensación de haber sido una y
mil veces Lara, de tanto amar esa película, de tanto sentir al verla, de tanto
buscar al Doctor Vida y no hallarlo, de
tanto querer ir a Rusia algún día y tal vez toparme con él a la vuelta de
cualquier esquina en el Moscú al que yo querría ir, el de mil novecientos, el
de los trenes de vapor, el del ejercito, el de la revolución bolchevique, el de
los grandes músicos y escritores y poetas, el Moscú de sabor añejo, a pasado,
a tristeza, a creatividad, el Moscú que
nunca veré pero que siempre me esperará… Siempre...
maliZia kiss