El Portal de Belén Está Vacio
El portal de Belén está vacío, María mira a la luna, José anda de
copas con los amigos, el niño duerme plácidamente ajeno a todo lo que no le
rodea. La estrella fugaz ha traído un desencuentro.
Ha nacido el hijo de un Dios, dicen los lugareños, se
parece a ella dicen las beatas, no se parece a él, dicen las alcahuetas, ¿a quién se parecerá?,preguntan las malas lenguas.
Los amigos de José, le azuzan, le malmeten, le abren los
ojos, las amigas de María le aconsejan que se fugue, que deje a José, que vaya
en busca de él, de ese hombre al que tanto amó…
Los Reyes llaman a las prostitutas y entre ellas está la madre de María de Magdala, esa diminuta niña de ricitos dorados que aún está por nacer, las reciben en el portal espolvoreando de incienso la estancia para su llegada,
las perfuman con mirra, extienden ese aceite por sus jóvenes y desnudos
cuerpos, por sus pechos y sus pezones, les dan a beber el mejor de los licores,
les prometen oro y se lo regalan cuando obtienen de ellas los favores esperados.
El niño se despierta, mira a su alrededor y llora pero nadie
le escucha, es tan solo un diminuto bebé indefenso, los adultos juegan a los placeres y
no disponen de tiempo para él.
La luna se esconde, la estrella viaja deprisa y brilla por
su ausencia, el cielo está negro, los Reyes sin corona duermen exhaustos satisfechos
de placer, la madre de la que será María
de Magdala y sus amigas concubinas acarician el oro con avaricia.
María ya no está, retoza
en los brazos de su amado muy lejos del lejano Oriente, José vomita su
embriaguez mezclada con sus saladas lágrimas.
Dicen los lugareños que ha nacido el hijo de un Dios, pero
nadie le acuna, el vicio, la perversión y el afán desmedido de riquezas les ha
cegado a todos, apenas si tienen tiempo e interés para los lloriqueos de un niño.
Está amaneciendo. La luz del sol ilumina la aldea y nos
muestra toda su sordidez, Reyes destronados, concubinas ambiciosas, pajes que
aun fornican entre ellos, aldeanas que se acarician a hurtadillas bajo sus
enaguas, los bueyes también fornican entre aullidos, el pastor se tira a sus
ovejas favoritas del rebaño.
Dicen los de por allí que ha nacido el hijo de un Dios, pero
nadie le quiere, el imperio ha caído, ya no queda tiempo para
sensibilidades.
El desencanto invade el portal de Belén arrasado de oro, de
incienso, de mirra…Está desierto, todos se han marchado...
Al fondo en un pesebre un bebé no cesa de llorar, dicen que es el hijo de un Dios...
Blondie
maliziakiss.com