Y Lloré Nieve...

Y me monté en el tren, apenas si paró unos segundos en la solitaria estación, pero fueron suficientes para que subiese a él con mi mochila en la espalda sin volver la vista hacia atrás

Y el paisaje se apoderó de mis pupilas, fue perfumando mis tristezas con una intensidad tal, que al rato de estar en el tren mecida por su traqueteo las olvidé y me sorprendí a mi misma sonriendo, mirando al infinito de una naturaleza muerta, estática, fría, nevada.

Y me hice de montañas y no de mares y pensé que algún día alcanzaría cualquier cima de los montes más altos que pasaban ante mí tras el cristal

Y al final comprendí que las luces y las sombras no eran de los paisajes sino mías y busqué nerviosa en mi cuerpo el interruptor para brillar cegadoramente el resto de mi vida.

Y una paz nueva me envolvió, me hizo sentir ganas de chillar, de gritarle al mundo que había encontrado el interruptor, pero el tren paró en una estación y sentí deseos de bajarme, quería aferrarme a lo viejo, me daba pena cambiarlo por el olvido, esos malditos recuerdos dolorosos habían anidado en mi de tal manera que costaba desprenderse de ellos, pensaba que si no bajaba de ese tren mis recuerdos perderían la oportunidad de conocerme bien, de saber que mi mirada era limpia, que mis besos eran dulces, que mi corazón no tenía rencor

Pero no me bajé, ¿para qué?

Y el tren continúo su marcha conmigo y con mis ojos que se llenaron de  lágrimas frías, de lágrimas que se fueron congelando, de lagrimas que hicieron que al final llorase copos de nieve, copos de navidad…

Blondie

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