¿Bailas?
Dos mujeres con vestidos blancos, escotados y ceñidos en la cintura se deslizan por la pista de baile con sus parejas, a esa distancia justa que piden los bailes esos con los que tantos hombres y mujeres se enamoraron, sí a esa distancia que no necesitan rozarse ni restregarse en un baile para que sus sentimientos hablen, esos bailes de los años cincuenta, esos bailes que nosotros no hemos vivido, esos bailes que vuelven…
Tan solo se diferencian los dos vestidos en los tirantes y aunque ambos son escotados, uno es con tirantes finos y el otro atado al cuello, el largo del vestido es el justo, ese largo que tapa casi toda la rodilla, ese largo que al girar dejándose llevar por sus parejas el vaporoso vestido deja entrever un poco y permite intuir el resto.
Suena el tema de Lara, la pista es de ellos, nadie más baila esa pieza, unos porque no saben, otros porque puede que no les apetezca y otros tal vez porque no tengan pareja.
Estoy sentada frente a ellos, con mi bebida, no tengo nada más que hacer que mirarlos, he puesto mi móvil en silencio y disfruto de ese momento.
Frente a mí el mar, oscuro, silencioso, sin luna, les mira fijamente. Entre el mar y yo están ellos, las dos parejas que bailan.
Me emborracho del tema de Lara, les veo bailar y recuerdo a Lara de nuevo, a esa Lara que vivió con su alma en cautiverio por su amor imposible, recuerdo al Doctor Zhivago, sí, recuerdo muy bien como muere de dolor y de pena por ver a Lara desde el tranvía y pretender alcanzarla por el asfalto ruso lleno de nieve, puedo verle en este momento como cae y Lara se aleja de espaldas sin darse ni cuenta que él moribundo extendía la mano hacia ella. Siempre que le veo así me dan ganas de ayudarle, de gritar Laraaaaaaaaaaaa, no te marches que él está aquí…
Las dos parejas continúan deslizándose por la pista con sus zapatos de medio tacón que apenas si rozan el suelo.
Lo que están viendo mis ojos es muy hermoso, decadentemente hermoso.
Un hombre se acerca a mí y me invita a bailar. Como en las películas antiguas extiende su mano caballeroso para que le acepte, tomo su mano y el tira suave pero con firmeza de mi hacia la pista y yo le dejo hacer así que el resto lo hace ya todo él. Nos deslizamos por la pista de baile al ritmo de Lara, mi vestido no es vaporoso ni blanco, mis zapatos no llevan tacón pero apenas si rozan el suelo, siento que voy en volandas. El hombre me mira fijamente mientras bailamos, no nos decimos nada, ni siquiera nos sonreímos , nuestros cuerpos ni se rozan pero hay una sensualidad entre nosotros difícil de describir, yo tan solo me dejo llevar por la melodía, por el momento, por la sensación que tengo de viajar a un pasado que no viví….
Blondie