14 de junio de 2012

Mi Desierto


Al salir el humo del cigarrillo de su boca formaba círculos concéntricos.

Los dedos de su mano derecha tamborileaban inquietos sobre la piedra.

A ratos dejaba el cigarrillo colgado de sus labios y jugaba con el vaso con hielos, repiqueteándolos contra las paredes interiores del cristal consiguiendo formar una triste melodía.

Su desierto tenía mucha sed y sus mares se estaban secando. Los cactus eran testigos mudos de su devenir y los ojos de ese hurón que la miraban fijamente sin creerse visto.

En Sonora no sonaba nada, tan solo el viento, los pestañeos del huron y sus hielos. Una gota de sudor se deslizaba por su sien derecha, su cuerpo tiritaba de frío.

Nada de cigarrillos, era un sueño. Ni vasos con hielos que repiqueteaban, era un espejismo. Tan solo arena, confusión y muerte. Y un hurón.

Blondie

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