28 de abril de 2010

Caminando Por Una Calle Vacia...

Voy caminando por la calle y le veo al fondo. Se acerca hacia mí. Mi corazón da un vuelco, no quiero verle, pero la calle está vacía e irremediablemente nos encontraremos en escasos segundos. No tengo escapatoria, él está al fondo y viene hacia mí. Atenúo mi paso para retrasar el encuentro, pero el lo acelera. La calle está silenciosa y le veo al fondo cada vez más cerca, más próximo, ya puedo vislumbrar su rostro con toda nitidez, su expresión es seria, parece muy triste, parece más mayor, tiene muchas más canas.

Le cuesta mover su cuerpo a pesar de su ligereza al andar, parece cansado, muy cansado…Todo su cuerpo es pura expresión corporal de su alma, su cara es reflejo de su alma rota. Está mas cerca, puedo ver sus lágrimas. Está llorando, llora, está llorado…

Llora niño grande, llora, riega la calle con tus lágrimas, límpiala, inunda tu espíritu con ellas, todo necesita una mano de blanqueo y tu alma también.

Continúa caminando hacia mí. Yo me paro y le espero mirándole.

Ya está aquí, ha llegado a mi lugar. Se para frente a mí y guarda silencio. De sus ojos salen cataratas de aguas turbulentas. Yo le miro aún más fijamente e inicio mi camino en dirección contraria, sin mediar palabra.

Atrás se queda él ahogándose en su penuria. Está demasiado mojado para poder hablar. No siento ni por un instante ni un ápice de compasión. Que llore, que llore, que llore, pienso a la vez que acelero mi paso. Miro mi reloj y veo que voy retrasada, llego tarde, acelero aún más el paso, al final de la calle me espera una sonrisa de un rostro sin torturas, me espera una mirada limpia sin mares en los ojos, me espera él y no quiero llegar tarde…

Blondie

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