11 de diciembre de 2007

El Peñón

Cuentan que cuando miras desde arriba el espectáculo es impresionante, que la espuma del agua forma caprichosos dibujos semejando encajes maravillosos y que las gaviotas vuelan y chillan nerviosas alrededor del peñón. Cuentan que un loco una vez allí se tiró y que desde entonces las gentes de ese lugar sienten un escalofrió cuando se acercan en sus paseos, pero que el espectáculo es de una belleza tal, que no pueden, a pesar del miedo, evitar acercarse…

Para ninguno de los que allí habitan, es pues desconocida la fuerza que tiene ese acantilado. El ha sido testigo mudo de muchísimas sensaciones, ha escuchado penas y alegrías, declaraciones de amor y rupturas amorosas, desesperanzas y tristezas, incluso un asesinato...

Alli han hecho carreras de coches, lo que no temen a la muerte, hasta el mismísimo borde del precipicio, con la adrenalina disparada y el morbo de lo peligroso infiltrado en cada poro de sus cuerpos, disfrutando y riendo y sintiendo hervir su sangre…

Y yo que hasta ayer me reía a carcajadas del vértigo, al subir he sentido que mis piernas se volvían blandas, y que el miedo me invadía, pero algo hacía que permaneciera allí mirando, entre gritos de gaviotas, de aves carroñeras que chillaban histéricas, era ensordecedor…

Y allí pasé las horas, mirando el mar bravo, escuchando los gritos de las gaviotas, mientras quería entender porque me sentía así, porque no podía dejar de mirar la inmensidad que tenia delante…

Cuando se acercaron a mí las gaviotas, no se podían contar, eran cientos de ellas que me rodearon, no traté de defenderme, dejé que enmarañaran mi pelo, que me engancharan de él y de mi ropa, no opuse resistencia, no tenía miedo, las dejé hacer…

Porque me di cuenta de lo que me pasaba, de lo que realmente quería…

Quería volar…

Blondie


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