22 de febrero de 2014

Por Decir Algo...

Mil veces que tuviese que hablar de él diría que tenía algo especial que no acerté a descubrir, tal vez fuese una impresión o una percepción o una sensación, no lo se, pero se que ese algo me inquietaba, me desconcertaba y me hacía sentir extraña.

Hay un cielo entero escrito con sus garabatos, con caligrafía caprichosa pero que atrae, el problema es que las hojas están sin encuadernar y no guardan orden lógico por lo que se convierten en indescifrables ya que lees frases que no tienen ni pies ni cabeza, que no encajan en el orden lógico de las cosas, por eso desconciertan.

Cuando gimen las cuerdas de su guitarra intento entender los lamentos, incluso darles forma uniéndolos a sus garabatos pero el resultado es aún más desconcertante si cabe.

Tal vez pudiéramos hablar de ello frente a un nexpreso, que tan absurdamente está de moda, pero pienso que el resultado sería caótico. Estamos hechos de distinta pasta y lo dejo ahí, no quiero entrar en comparaciones de cual de las dos es mejor, simplemente lo apunto.

La galería que conduce a sus garabatos azules está toda emborronada, ha ido goteando por el camino todo aquello que sobraba y ha salpicado las impolutas paredes blancas de esa galería convirtiéndolas en una obra de arte inacabada.

La pluma la tiene él, yo simplemente me empapo de su tinta.

Muchas veces pienso que está muerto y otras que jamás murió, que tomó simplemente la opción de esconderse de los que le dieron la espalda y precisamente esta idea va cobrando cada vez más fuerza en mi interior y la está convirtiendo en certeza, muy a mi pesar…

El tiempo pasa deprisa, inexorablemente se dice ¿no?, pero todo continua igual de fresco, igual de vivo y eso lo sabemos los dos.

En realidad por saber, sabemos aún más cosas, pero ambos guardamos silencio, cada uno por su propia razón. Razones hay, eso si que ha quedado claro.

El caso es que estamos en el punto de partida como si el devenir de los tiempos no hubiese existido, pero existió y ellos con él.

Yo me llamo Camelia y tengo un ramillete de sensaciones en mis manos que no se como regar.

Él se llama Porfirio y no sabe ni lo que tiene ni hacia donde va.

Los dos jugamos a no encontrarnos, ¿por qué será?


Blondie
Maliziakiss.com

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