16 de julio de 2009

Corazón Congelado

Tuve la impresión al verle desde lejos que el sol no volvería a salir en su corazón, que se tornaría cada vez más un paisaje frío y lleno de glaciares, que sus lágrimas formarían estalactitas que gotearían constantemente empapando su alma de humedad y de frío. Tenía que verle, necesitaba comprobar por mi misma esa temperatura y le vi...

Fue un día soleado, un día de esos bonitos, de esos que iluminan y enriquecen los colores, que los objetos incluso hasta los más envejecidos y descoloridos adquieren un brillo especial, un día de esos que te apetece sonreír, de esos que todo te parece bello, de esos días que te sientes especialmente comunicativa y amable, un día para disfrutarlo. El contraste de su triste figura con ese día chocaba, era como si estuviese peleado con la belleza, como si quisiera que su frío nos traspasase…

Era un día tranquilo, silencioso, tan solo el ruido de las barcazas chocando contra el muro del puerto rompían el mágico silencio, eso y su presencia, que robaba la calma y te llenaba de frío.

Le observé desde una distancia prudencial muy atentamente, para asegurarme que sí era él, no porque no lo supiese sino mas bien para confirmarlo y no ser victima de una confusión, tal vez cegada por la imperiosa necesidad de descubrir quien era en realidad. No había duda. ¡Era él!, confirmado, se trataba de él…

Al verle no entendí como pude sentir un día que me abrasaba en su hoguera, porque él era el frío, el hielo y lo gélido no abrasa, solo quema.

Blondie

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.