15 de octubre de 2017

Cibeles

Palidece al esconderse de la luna, deambula por la vida como una autómata, está cansada de la incomprensión ajena, de los malos rasgos que adopta su cara cuando siente miedo, tiene el alma borracha de emociones, el corazón endurecido por la pena y guarda en un bolsillo la sonrisa que un día le robaron, que con esfuerzo consiguió rescatar pero no restituir a su lugar de origen.

A menudo se pregunta ¿cuando?, ¿cómo?, ¿dónde? y ¿por qué?

Pero guarda silencio y de ese silencio salen sus gritos callados, sus anhelos reprimidos, sus nostalgias descuartizadas y sus sueños incumplidos.

No se aferra ni al pasado, ni al presente, ni al futuro. Simplemente pasa, pasa por los tres estadios sin inmutarse.

Quiere amar, quiere sentir, quiere vivir, pero está inerte, está muerta o tal vez nunca estuvo viva, es tan solo una estatua, una estatua recostada en un carro tirado por dos poderosos leones

La llaman diosa, sí, es la diosa de todo aquello que todos pisan en este mundo, pero ella sabe que no lo es, sabe que no puede andar, que tan solo es un capricho de un cincel de un escultor…



maliZia kiss

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