16 de noviembre de 2013

ERIZO



Una mañana salí muy temprano a pasear por el bosque cercano a mi casa en Noruega, hacía frío, un frió húmedo que calaba los huesos, no había amanecido todavía.

Me encontré con un erizo que arrastraba su pesado cuerpo por el camino, no puedo decir que me sorprendió por que había visto ya muchos en mis libros de ciencias naturales pero tampoco que me pareció algo común porque era la primera vez en mi vida que veía uno vivo y moviéndose. Pasé un rato mirando como luchaba por alcanzar el otro lado del camino, intenté no hacer ruido pero su instinto detectó mi presencia rápidamente y se convirtió en una bola para camuflarse. Por un instante sentí ganas de acariciarle pero sus púas puntiagudas me advirtieron con su aspecto punzante que no lo hiciera, sentí pena de su existencia viéndole ahí, chillando y protegiéndose, temeroso y expectante.

Me pareció muy triste ser erizo y sentí júbilo por no serlo. No, no quería ser erizo a pesar de que sus púas me serían muy útiles para mostrárselas a algunos, a algunos de esos que piensan que nuestros sentimientos son maltratables.(*)

Y continué mi paseo preguntándome porque había tenido la suerte de nacer mujer y no erizo.

No supe encontrar una respuesta…


Blondie
*¿Qué no existe esta expresión? ¿y qué?
www.maliziakiss.com

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.