20 de enero de 2010

Donostia: Tamborrada

Me gusta Donostia, siempre me gustó Donostia, desde mi mas tierna infancia en la que mi padre, que vivió allí, me la enseñó, recuerdo la impresión que causó en mi la primera vez que vi la playa de la concha. Después a lo largo de mi vida he ido en varias ocasiones y siempre al mirar esa playa he pensado lo mismo, ¡Qué maravilla!, porque la playa de la Concha es eso, una maravilla de la naturaleza, de una belleza insultante, que hace que la mires y no te canses de hacerlo, que hace que sientas algo especial cuando paseas por ella.

La última vez que fui, hace año y medio, volví a sentir lo mismo al mirarla paseando y al volverla a mirar montada en el carrusel, que desgraciadamente ahora está en medio de obras, recuerdo que daba vueltas y la playa aparecía y desaparecía ante mis ojos y yo no me cansaba de mirarla, cuando mi caballito daba la vuelta y me mostraba los edificios estaba ansiosa por llegar de nuevo al paisaje de la concha, no me cansaba de mirarla…

Siempre volveré a Donostia, siempre, a San Sebastian, que en realidad es el nombre con el que yo la conocí, y siempre se, que sentiré lo mismo al mirar La Concha.

Tengo una asignatura pendiente en mi vida, una de muchas claro, porque tengo muchas asignaturas pendientes, pero una es La Tamborrada, tengo ganas de ir a verla, de estar en la plaza escuchando el inicio de la fiesta con los tambores tocando la marcha de San Sebastian, esos tambores que retumban en tu pecho y ese choque de palillos y escuchar cantar El Euzko Gudariak, pero al leer noticias como la de anoche la verdad es que se me quitan las ganas… El politiqueo barato enturbió una maravillosa fiesta en la que aparecieron unos descerebrados con pancartas de presos etarras con tan solo los ojos al descubierto…¿para que?, ¿qué semilla germina dentro de algunos?.

Recuerdo que ya hace unos cuantos años, muchos años… estaba yo en esa plaza de visita en casa de una señora mayor, de una vasca de costumbres religiosas, de una vasca de esas de misa diaria, de una vasca con su casa amueblada con clase, con muebles clásicos propios de una señora clásica de esas que lee Telva. Tomábamos un café con pastas y la tele estaba puesta de fondo, cuando dijeron en la uno que ETA había asesinado a alguien, no recuerdo ya ni a quien, así somos los humanos, olvidamos pronto lo malo, o tal vez ni lo recuerde porque han asesinado a tantos, a demasiados... Yo di un respingo y exclamé ¡que horror!, ¡que espanto!, estos mal nacidos, dije…Y la señora, tranquila, parsimoniosa, sin inmutarse, dijo: Algo haría…

Blondie

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