Pues a veces ocurren cosas que no sabes muy bien por que suceden... Yo no tenía que tomar ese metro esa mañana y bajarme en O’Donnell, pero lo tomé y me bajé justamente en esa estación en una mañana fría de febrero, buscando la salida vi un largo pasillo y al fondo estaba él tocando, desde lejos me llegó el sonido de su voz cantando Yolanda y aminoré el paso, no quería llegar hasta él porque sabía que cuando llegase tendría que pasar de largo y dejaría de escucharla y siempre me gustó mucho esa canción.
Fui aproximándome a él despacio y al llegar le vi allí, sentado en el suelo con su guitarra y sus discos. No era un vagabundo, era alguien especial, así lo percibí nada más verle y ver su mirada y su sonrisa. Le compré su disco, él paró de cantar para hablar conmigo un ratito y cuando me alejé de su lado volví a escuchar como su voz y su canción me envolvían mientras subía despacio las escaleras y me perdía entre muchedumbre de la calle dejando de escucharle…
Se llama Pedro Aldimayo, canta bien el tío, muy bien, y estoy encantada de haber tomado un tren equivocado en una mañana equivocada, porque eso ha hecho que desde hoy sepa de su existencia y haya podido escucharle cantar como siempre digo yo, en vivo y en directo. Cosas que pasan…
Quien sabe, puede que cualquier día vuelva de nuevo a O’Donnell pero esta vez no será porque haya tomado un tren equivocado sino para sentarme en el suelo junto a él, escuchar como canta y poder charlar con él un rato de la vida, de su Venezuela, de la música, de su música…
Blondie