
Hay dos tipos de despedidas para siempre, la primera es inevitable, es esa que la vida te arranca un ser querido, que las garras de la muerte se lo llevan y no te queda otra más que si o si, aceptarlo aunque no lo aceptes o al menos aprender a vivir con ello.
Hay otro tipo de despedidas en vida, las voluntarias, las que decides o deciden que hasta nunca jamás, que ya no hay hueco para la otra persona, aunque ambos sigan respirando. Estás despedidas son devastadoras, frustrantes, tremendas porque sabes que a partir de ese momento ambos pasan a ser dos zombies, dos muertos en vida, imposible de volver a resucitarse.
Así es la vida, magnífica casi siempre, pero cruel a ratos…
Adiós pues…acabo de meterte en el mundo de los muertos vivientes, ¿algo que objetar?, demasiado tarde…
Me voy, ahí se quedan mis zapatos rojos…
Blondie