
Le cuesta mover su cuerpo a pesar de su ligereza al andar, parece cansado, muy cansado…Todo su cuerpo es pura expresión corporal de su alma, su cara es reflejo de su alma rota. Está mas cerca, puedo ver sus lágrimas. Está llorando, llora, está llorado…
Llora niño grande, llora, riega la calle con tus lágrimas, límpiala, inunda tu espíritu con ellas, todo necesita una mano de blanqueo y tu alma también.
Continúa caminando hacia mí. Yo me paro y le espero mirándole.
Ya está aquí, ha llegado a mi lugar. Se para frente a mí y guarda silencio. De sus ojos salen cataratas de aguas turbulentas. Yo le miro aún más fijamente e inicio mi camino en dirección contraria, sin mediar palabra.
Atrás se queda él ahogándose en su penuria. Está demasiado mojado para poder hablar. No siento ni por un instante ni un ápice de compasión. Que llore, que llore, que llore, pienso a la vez que acelero mi paso. Miro mi reloj y veo que voy retrasada, llego tarde, acelero aún más el paso, al final de la calle me espera una sonrisa de un rostro sin torturas, me espera una mirada limpia sin mares en los ojos, me espera él y no quiero llegar tarde…
Blondie