No me dejes por favor...

No se podía decir que fuese química, ni tan siquiera complicidad, era mas bien algo indefinible, por eso no lo puedo definir, porque es absolutamente indefinible como ya he dicho, pero aún así me aventuro a perfilar lo que les sucedía.

Él siempre sabía lo que ella quería, un solo gesto suyo y él la complacía. Si ella estaba triste él también lo estaba, lo mismo que cuando ella reía, él compartía su felicidad y estaba también eufórico.

Los dos se gustaban muchísimo, eso era algo innegable, su atracción mutua atravesaba todo tipo de fronteras, a ella le encantaba él, no cambiaría ni un ápice de su aspecto físico. Para ella era perfecto, con todos sus defectos, amaba cada uno de los fallos de su aspecto, cada arruga mal dibujada le parecía bella. A él, ella le parecía perfecta, no se planteaba otra cosa, ella era ella y así la quería…

Los dos eran muy felices, se acompañaban mutuamente, se hablaban muchas veces con la mirada y se acariciaban mucho, sobre todo ella, a ella le encantaba acariciarle y darle mimos….

Se sentían pues tan acompañados que no necesitaban de un tercero. Eran tan felices…

Esa tarde que él se puso malo, la miraba con ojos suplicantes, le pedía ayuda, no quería marcharse, no quería dejarla…¿Qué será de ti?, ¿quién te cuidará?, ¿quién te traerá las zapatillas para que me pongas la comida?

Un ladrido frágil y apagado, mas parecido a un gemido o un lamento, acabó con su vida al anochecer, mientras ella lloraba en silencio a su lado, agarrándole con fuerza su patita y sintiendo que una parte de ella se iba con él para siempre…

Blondie