21 de abril de 2013

Le Mató Su Gato

No le mató la alergia que le producía el gato, ni el inmenso desprecio que sentía por él, ni siquiera le mató el rechazo que sentía cuando por las mañanas el pobre animal se despertaba y le pedía cariño frotando su lomo sobre su pierna y a él le molestaba y le daba patadas y le llamaba hijo de puta. No, eso no le mató

Una mañana, salió a trabajar, como todos los días, sin despedirse siquiera de él. Cuando cerró la puerta de la casa, el gato salió a la terraza, se subió a la barandilla y se quedó acechante, vigilando y calculando con una precisión matemática, como si de un físico se tratase, el momento exacto en el que tenía que lanzarse al vacío para caer encima de su objetivo: Su amo.

Y así hizo el gato, cuando vio salir a su amo por el portal se lanzó al vacío, cayó encima de él y le dejó agonizante en el suelo, después comenzó a caminar sigiloso y pausado calle abajo moviendo su cola para demostrar lo contento que se sentía en ese momento.

Moraleja, no menosprecies nunca la inteligencia de un animal y aprende a quererlos porque ellos lo necesitan igual que tu.

Blondie

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