25 de agosto de 2012

Esmeralda

Venezia. Foto tomada por maliZia kiss



Esmeralda sale de casa y pisa el asfalto de su ciudad, es una ciudad llena de ruidos cotidianos, de gentes que la saludan al pasar, con tiendas de artículos de primera necesidad y otras en las que venden esas cosas que hacen que al ponértelas te sientas mas bella.

Esmeralda camina con paso firme, tuerce por la primera a la derecha y se mete en un pequeño e insignificante callejón que pasa prácticamente desapercibido. Empieza a caminar por él y llega a su lugar, que aunque no es el lugar de nunca jamás, se le parece mucho y ya no hay tiendas en las que venden artículos de primera necesidad, ni tiendas en las que venden adornos para su bienestar. Hay otras cosas que alimentan sin masticar y perfuman sin pulverizar.

Ese es su lugar y aunque sabe que dentro de un rato tendrá que salir y torcer por la primera a la izquierda para hacer todo eso que la vida le obliga, también sabe que volverá ahí de nuevo, que es su escondrijo, su lugar, ese lugar en el que solo abre la puerta cuando suena el timbre y al mirar por la mirilla quiere abrir y si no le apetece abrir, ni escucha, sigue a sus cosas que son esas cosas que solo puede entender quien las vive, esas cosas que para el resto de los mortales son tonterías de niños, tonterías de Peter Pan…

Blondie

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