6 de febrero de 2012

Marilyn in Black


La temperatura es baja aunque peor es eso de la sensación térmica, esas dos palabrejas que se han puesto tanto de moda y que hacen que aunque el termómetro marque un grado sientas ocho bajo cero. Su temperatura sin embargo es alta, no necesita abrigar su cuerpo que emana calor como una estufa. Sus últimos hábitos alimentarios empiezan a sembrar sus frutos y puede contonearse encima de unos sensuales tacones, el abrigo largo y abierto, su casa esta bajo él y tiene calefacción. Se ha pintado la boca intensamente roja.

Camina suavemente, despacio, sin prisa, mira desafiante al frente, no busca nada ni a nadie, sabe que a él no se lo encontrará y si se lo cruza igual ya ni le conocería, su memoria es frágil para las cosas que duelen, olvida con soltura, abandona los pensamientos tiernos cuando hieren, se ríe de si misma, todo lo que le rodea le parece ya cómico, una comedia trágica que le ha tocado vivir y que vive con dignidad pero sin conformismo.

Pasa por los escaparates sin mirarlos ya está harta de ropas y adornos, no los quiere sabiendo que su corazón es minimalista, pero de repente ve algo en uno de esos escaparates que hace que se pare bruscamente, mira, vuelve a mirar y entra decidida. Quiero probarme ese vestido dice contundente. Es muy caro le contesta la dependienta ásperamente como si no quisiera vendérselo. Quiero probármelo insiste ella.

Es su talla, le queda como un guante, su pecho encaja perfecto en el escote, y sus piernas son delgadas, kilométricas y bonitas bajo el vaporoso vestido, se lo está diciendo el espejo sin necesidad de preguntárselo. En ocasiones los espejos hablan solos, tan solo hay que saber mirar…

Decidido, se lo queda, piensa. Saca su visa y se la da a la dependienta sin preguntar lo que cuesta, tiene claro que pagará por él el precio que sea, tiene muy claro que ese vestido ha de ser suyo.

Sale de la tienda con él puesto, busca una rejilla del metro y se queda allí parada, esperando…Es plisado, idéntico al de Marilyn en faldas y a lo loco pero en negro, en un color negro azabache, brillante, intensamente negro, un negro provocativo, desafiante, un negro escandaloso…

La gente pasa a su alrededor ajenos a ella, sin mirarla, tiritando de frío, pero eso a ella no le importa, sabe que no es Marilyn y que su vestido no es blanco pero siente como arden sus profundidades, puro fuego, fuego retenido, fuego que quema, fuego alojado en el interior de su silencio, en su piel que roza su vestido negro, en las llamas que tuvo y contuvo, fuego…

Todo alrededor de su negra figura es blanco.

Ha comenzado a nevar.

Blondie

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