29 de septiembre de 2011

La Palometa


Una palometa negra entra en mi habitación y se posa en mi lamparilla, revolotea sobe la luz amarillenta, me incomoda, es molesta y comenzamos una lucha a muerte. Ella huye de mí y me vacila, al momento vuelve, yo, con mi almohada intento cazarla, sin éxito, ella es más lista, más ligera, más astuta…

Es negra. Seguro que trae malas noticias…

Apago la luz y la tía se agazapa, pero no sé dónde, no puedo ni verla ni oírla, está escondida y silenciosa, al acecho, esperando…

Así pasamos un buen rato, ambas en silencio. Enciendo mi portátil y la muy cabrona aparece de la nada, se posa en mi pantalla y me mira fijamente. Me está retando. No estoy dispuesta a ser vencida por ella. Pienso en hacer algo, miro hacia mi mesilla y veo un vaso de cristal, lo cojo y lo pego a la pantalla de mi ordenador. Al fin la he atrapado. Soy más lista que ella pienso orgullosa de mi hazaña. La tía se mueve histérica dentro del vaso, quiere libertad y no la tiene.

Me siento incapaz de ejecutarla, de ver como lentamente muere por falta de oxígeno y opto por deslizar el vaso lentamente hacia uno de los extremos de mi pantalla donde ya tengo preparado un libro donde reposará el vaso con ella dentro. Un vez conseguido esto, apagaré la luz y la lanzaré al vacío desde mi ventana, que vuele a otros lareres, que me deje en paz, que yo no la llamé…

Pero se me escapa del vaso…

Apago todas las luces y ahí sigue escondida la muy cabrona, esperando nuevamente, al acecho…

Es negra. Seguro que trae malas noticias…

Blondie

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