8 de septiembre de 2011

Encontrando Archivos Dormidos

Entre vientos de tormenta en el mediterráneo se levanta un huracán en mis sensaciones, pienso en él y recuerdo las expectativas que teníamos los dos antaño, cierro los ojos y hurgo entre mis archivos para intentar viajar en el tiempo a ese justo momento en el que quiero estar justamente en este instante. Al principio los archivos se abren lentamente, cuesta trabajo visionar con nitidez algo dormido, pero me doy tiempo, el tiempo es fundamental para abrir en condiciones un archivo de semejante envergadura.

Sigo con los ojos cerrados recreándome en las imágenes difusas y lentas que pasan frente a mí y de repente aparece una completamente nítida, me paro y me detengo en ella observándola con minuciosidad, no quiero perderme ni un solo detalle, cualquier cosa, por insignificante que sea, puede ser la pista de mi desconcierto. Veo su mirada, limpia, cristalina, inocente y su sonrisa, dulce ingenua, bondadosa.

Continúo mi exploración y veo sus manos, esas manos que tanto me gustan, manos de seda, manos ligeras y firmes, manos con fuerza, manos que hablan.

Continuando mi exploración me encuentro con sus piernas, esas piernas que tanto me han gustado, fuertes, piernas de hombre, de un hombre seguro de lo que siente, de un hombre que sabe caminar por la vida y sus pies esos pies que tantas veces calentaron los míos en noches cerradas de invierno a pesar de no tenerlos a mi lado.

A su lado hay un periódico, pero no puedo ver la fecha, está borrosa, ni siquiera es legible la portada, no sé qué noticia será esa que ocupa casi toda la página, ni que hay en la foto pero intuyo que debe de ser algo de vital importancia, tal vez una guerra o una hecatombe, sea lo que sea no puedo leerlo, tan solo puedo intentar situarlo en el tiempo y tratar de recordar que sucedió en ese momento, pero no soy capaz de recordarlo…

El vaso de su cerveza suda, está muy frio, pero él no lo bebe, lo tiene junto al periódico y me mira, Yo comienzo a sentirme incómoda, pienso que me observa tanto que puede hasta ver el último defecto de mi cuerpo, me siento desnuda frente a él, pero aguanto el tipo, no quiero que descubra que estoy temblando, que me inquieta su presencia.

Vienen más imágenes nítidas a mi mente pero las aparco en una carpeta temporal, no quiero continuar el camino sin analizar bien esta primera imagen.
Está nublado aunque hace calor. Estoy muy aturdida, no sé exactamente lo que voy a hacer ni porque tiemblo como una gacela asustada, quiero descubrirlo pero no se hacerlo.

Continúo con la primera imagen, veo al fondo un mar tras él, y él fotografía algo que para mí es muy familiar pero no puedo distinguir lo que es, simplemente me suena ese fondo borroso, creo que es un lugar en el que yo he estado alguna vez…

No quiero seguir viendo esa imagen, ni las que le siguen porque de repente me doy cuenta porque tiemblo, tiemblo de deseo, de pasión, de felicidad, ahora veo su cara al fin con nitidez, es el hombre del que estuve muy enamorada pero ya había olvidado su cara, su mirada, su luz, porque quise borrarla de mis archivos en su día, porque de eso hace, mucho, mucho, mucho, muchísimo tiempo, pero olvidé un pequeño detalle, vaciar la papelera de reciclaje.

Y es que siempre queda algo pendiente en aquello que quieres dar por finalizado, siempre queda algo pendiente…

Blondie

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