13 de diciembre de 2009

Blondie Urbana : Café La Negra Tomasa

En la barra dos sesentonas toman una piña colada con diademas de orejas de conejitas mientras sus maridos ajenos a todo, saborean su mojito al ritmo de la música cubana que tocan en un mini escenario al fondo del local. Suena chan chan de Compay Segundo.

El ambiente es de lo más variopinto, no hay un centímetro de suelo que no esté ocupado. El local está a rebosar. A mi lado dos enormes y cuadrados negros bailan con la ligereza de una pluma con una mulatita y una rubia de pelo corto entradita en años. Los cuatro bailan la salsa a las mil maravillas. Llevan la música en el cuerpo. Uno de ellos me mira y me sonríe mostrándome su enorme dentadura de oro de ley. Al principio le miro con recelo, pienso que es inmensamente inmenso y que su cuello es una prolongación de su cabeza, igual de ancha, lo que no permite determinar con exactitud que es cabeza y que es cuello. Le miro y pienso que tiene que ser espantoso follar con él, da miedo, es tan grande…

Pero al rato me voy familiarizando con su dorada sonrisa y su enorme cuerpo ligero que baila salsa y me empiezo a dar cuenta que es muy simpático, que es grande pero bueno y le empiezo a mirar con otros ojos…

Y en estas ando cuando de repente aparece en escena el tío mas guapo que he visto en los últimos años, un tío guapísimo de eso que quitan el hipo. Le miro y le remiro alucinada, intentando descubrir si es real o es simplemente se trata de una alucinación…¿Cómo es posible ser tan guapo?, ¿pero eso existe?, que guapo es el tío….

Me entran unas enormes ganas de pellizcarle para comprobar si es real pero menos mal que me contengo porque detrás de su mano está la mano de su chica que le sigue obediente, intentado ambos avanzar por el local para colocarse mas cerca de la orquesta. Su chica es muy fea de cara pero tiene un cuerpazo impresionante. Los dos son muy altos y muy llamativos. Siento deseos de volver a mirarle pero desisto enseguida pensando que un tío tan guapo nunca podría ser para mi y vuelo a mirar al negro que baila entusiasmado la salsa rodeado de un halo de inmensa simpatía…

Se ve que no puedo disimular en mi cara las ganas que tengo de bailar porque un morenito escuchimizado que está en su grupo me saca a bailar sonriente. Me dejo llevar por sus brazos y por la música y bailamos incansables hasta que termina la canción. Ha sido divertido, muy divertido…

A quien le interese, en pleno centro de Madrid, en La negra Tomasa, puede cenar, tomar mojitos, saborear un riquísima piña colada, disfrutar de la música cubana, bailar con un negrito y hasta ver a un tío de esos que quitan el hipo si tiene un poco de suertecilla…

Blondie

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