10 de abril de 2009

El Hombre Mojado

Cuando salió de casa hacía un sol espléndido pero al ratito, cuando ya estaba por las afueras de su ciudad, en un descampado sin casas ni árboles donde refugiarse, el cielo se puso muy negro y empezó a llover torrencialmente. Al principio corría sin rumbo fijo, sin saber donde meterse y al correr su zapatos hacían fiu fiu, fiuuuuu, cada uno iba hacia un lado y se caía continuamente.


Al cabo de un rato estaba tan agotado que se sentó en el suelo todo amoratado por las caídas y empapado de agua, se acurrucó sobre si mismo, metió su cabeza entre las cuclillas de sus piernas protegiéndose la cara con su brazos, cerró los ojos y allí se quedó empapándose por la torrencial lluvia.


Cuando cesó la lluvia se estiró lentamente para desentumecerse, levantó la cabeza abriendo los ojos y dio un grito desgarrador sobresaltado por los enormes ojos de la hormiga que le miraba. La lluvia le había encogido tanto que ahora era ya tan solo un hombrecillo insignificante.

Blondie

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