17 de julio de 2008

Tunicia y Telouro



Las apariencias engañan

Nunca mas voy a enamorarme, le decía Tunicia a Casandra mientras la mano de Telouro se deslizaba por su muslo intentando llegar a ese lugar que era solo suyo y de nadie más.

Tunicia apagó con saña su cigarrillo en la mano de Telouro mirándole con ira, lanzó la servilleta con rabia sobre la mesa y desapareció del restaurante sin despedirse.

Telouro corrió tras ella gritando su nombre, pero Tunicia apretaba aún más el paso al escucharle. Quería huir de allí. Llevaba meses sin sonreír y hoy que había sido cordial solo había conseguido que la confundieran. No podía soportar la prepotencia de ese individuo, la había considerado presa fácil y había dado rienda suelta a sus apetencias sin preguntar, sin pedir permiso y ahora la seguía por las calles como alma que lleva al diablo. Pues que se joda, pensaba rabiosa mientras continuaba su huida a ninguna parte.

Jadeando y agotada se paró en una esquina perdida y oscura de su ciudad y allí sabiéndose sola, dio rienda suelta a su ira contenida, que se tornó en lágrimas silenciosas y dolorosas.

La mano de Telouro soltó la pinza de su pelo y lo acarició despacio peinándolo con sus dedos y apretando suavemente cuando encontraba alguna resistencia por algún pequeño nudo, hasta que iba cediendo entre sus dedos. Tunicia se dejaba hacer, vencida y sin fuerzas, había vivido momentos muy tristes y ahora que se encontraba mejor le había tenido que pasar esto. Ya no podía hablar, no tenía ganas de explicarle que le había hecho daño con su confusión, que ella no quería amores con nadie, que tan solo quería ser feliz, pero para que explicarle, se decía mientras Telouro acariciaba cada vez mas dulcemente su enmarañado pelo…

Cuando se volvió a mirarle se encontró con unos ojos suplicantes, hablaban solos.
Tunicia no necesitó que Telouro le pidiese perdón porque al mirar sus ojos ya le había perdonado…

Entre las penumbras de la noche Tunicia creyó vislumbrar en los ojos de Telouro una ráfaga de amor. Aunque los mas probable es que Tunicia estuviese pidiendo a gritos unas migajas de cariño y tal vez la falta de luz confundieran su imaginación…

Blondie

1 comentario:

Anónimo dijo...

LAS MIGAJAS NO SON SUFICIENTE. EL AVE FENIX RESURGIRÁ CON TODA SU FUERZA.

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