8 de junio de 2007

¿Donde coño te metes?

Bogotá 9 am del sábado 13 de agosto de 2000

Mónica se acaba de despertar, se desperezó en la cama y regalándole una sonrisa a Javier, le dio un beso y le dijo: ¡arriba peque, tenemos que ver muchas cosas hoy¡, Javier se acurrucó perezoso y contestó quejándose: ¡que trabajoso es ser turista¡, ¿no podemos estar cinco minutos mas?, - preguntó protestando…-, luego dio un brinco y se fue a la ducha…

Después de ducharse y vestirse le dijo a Mónica: mientras te duchas bajo al restaurante para ver si pillo una buena mesa, ¿te pido café?, cojo la máquina de fotos, ¡no tardes¡

Mónica se duchó y se vistió no todo lo rápido que Javier habría querido, pero eso ya lo sabía él de siempre, ya estaba acostumbrado…

Bajó a recepción, saludó con un cordial buenos días y atravesó la puerta del restaurante. El salón era bastante grande y sus ojos empezaron a recorrer las mesas buscándole, pero no le veía, avanzó hacía dentro para poder llegar a las mesas mas apartadas, pero tampoco…preguntó a los camareros, que le dijeron que allí no le habían visto. Extrañada volvió a recepción y preguntó por él, pero no supieron decirle y su llave no estaba en el casillero…habrá salido a comprar la prensa o cualquier cosa, -pensó- y volvió al buffet para desayunar…pidió dos cafés muy negros con una gota de leche, como a ellos les gustaba y eligió todo tipo de bollos, puso en dos platos huevos revueltos con bacón, jamón y salchichas y un plato lleno de fiambres y frutas. Estaba todo exquisito y muy fresco, cogió varios panes y empezó a hacer bocatas para el resto del día. Todas las mañanas hacía lo mismo, a pesar de que Javier se enfadara y se pusiera nervioso, siempre protestaba y le decía ¡que vergüenza Mónica¡, pero ella siempre contestaba, Javichu tenemos un día muy largo por delante y no podemos perder ni un segundo en comer, además verás como luego te apetece, abría el inmenso bolso que bajaba todos los días para ese fin y lo llenaba de bocatas envueltos en servilletas y de chocolatinas y dulces. Javier la había dejado ya por imposible, sabía que por mucho que protestara, ella lo haría y prefería callar y ahorrase un cabreo, que lo único que conseguiría sería estropearles el día…Mónica pensó, bueno al menos se salvará de este mal trago hoy…

Terminó los huevos, el café, los bollos y el plato de Javier permanecía intacto y su sitio vacío…¿Dónde se habrá metido? ¡me va a oír¡, nerviosa sacó su móvil y le llamó, estaba tan cabreada que, o le daba una buena razón o ya se había jodido el día…salió una voz con acento colombiano que le dijo, móvil apagado o fuera de cobertura…se puso indignada…..¿donde coño se habrá metido este gilipollas?, Mónica notaba como su furia crecía por momentos…ahora Javier le parecía lo peor, empezó a imaginar que se habría ido con una colombiana caliente y que estaría, dios sabe donde…igual se lo estaba haciendo con ella…sintió una punzada de celos, mezclada con desconfianza y desasosiego…

Subió de nuevo a la habitación, pero allí no estaba…ya no sabía que hacer…daba vueltas y vueltas por el reducido espacio, resoplando e insultándole en voz alta, diciendo cada vez mas barbaridades, golpeándose de vez en cuando con el borde de la cama y cada vez mas furiosa…

Bajó y nuevamente preguntó en recepción, le dijeron muy amables que allí no había estado… fue por todos los salones del hotel mirando…no estaba en la sala de juegos ni en la sala de televisión, ni en la sala de Internet…bajó a las saunas y al gimnasio, pero tampoco estaba…salió a los jardines y miró…nada…fue a la piscina…tampoco…volvió a llamar varias veces a su móvil, pero siempre el mismo mensaje, apagado o fuera de cobertura…

Habían viajado solos, nada de viajes organizados ni guías, que tanto odiaban, así que no sabía a quien dirigirse, se encontraba sola en ese inmenso hotel buscando a su chico y sin saber que hacer…

Salió del hotel y se dispuso a dar una pequeña vuelta para ver si lo veía, no quería alejarse mucho, sabía que Bogotá era una ciudad muy peligrosa y no quería alejarse, no fuese a pasarle algo… enfrente había un pequeño bar, se dirigió a él, con la esperanza de una casualidad, de que estuviera Javier y se le hubiese pasado la hora…al entrar vio como los hombres la miraban con descaro, algunos la piropeaban y otros le pedían cosas, el bar era pequeño y todas las miradas estaba clavadas en ella, se sintió incómoda y salió rápidamente pensado que esto no se lo perdonaría a Javier nunca…decidió volverse al hotel.


Bogotá 14 pm del sábado 13 de agosto de 2000

¡Ni rastro¡, eran las dos de la tarde y Javier no había aparecido…¿dónde se habría metido? ¿habría sido capaz de largarse con otra?, ya no sabía que hacer…bajaría de nuevo al restaurante a comer, igual estaba allí…al pasar por recepción vio su máquina de fotos, preguntó nerviosa que por que estaba allí y le dijeron que un cliente la había entregado, que la habían encontrado en la sala de televisión abandonada sobre una butaca…sin duda alguien la olvidó, - dijo amable el recepcionista -. Mónica le explicó que esa máquina era de ellos y que por la mañana su chico había bajado con la máquina a desayunar mientras ella se duchaba… le dijo casi gritando ¿qué señor? ¡necesito hablar con él ahora mismo¡ ¿me oye?, El recepcionista la miraba atento, sin gesticular, y ella empezó a sentir que la estaba tomando por una chiflada…respiró hondo y trató de relajarse y no parecer una paranoica, le volvió a mirar y le dijo con toda la amabilidad que fue capaz en su estado: ¿podría indicarme por favor el nombre del señor que encontró mi máquina?, quisiera darle las gracias personalmente….El recepcionista pareció reaccionar a su fingida amabilidad y dijo:

- Si como no…Sr. Andrew Peterson, habitación 515,
- ¿puede llamarle por favor…?
- ahora no está, la llave está en su casillero, lo siento, quizás mas tarde..
- ummmm… gracias - dijo Mónica secamente –

Y se alejó de la recepción sintiendo la mirada del recepcionista clavada en ella…


Bogotá 19 pm del sábado 13 de agosto de 2000

Mónica estaba agotada, ya no podía mas, era demasiado tiempo para no dar señales de vida, Javier sabía que ella estaba sola allí, así que decidió llamar a la policía, pero primero bajó de nuevo a recepción y pidió que le comunicaran con el señor ese que había encontrado su máquina de fotos…
- ¿Si?
- Sr. Peterson?
- Si dígame
- (uff hablaba español, menos mal –pensó-) perdone la molestia, pero soy la dueña de la máquina de fotos que usted encontró esta mañana, quería agradecérselo…
- No tiene importancia, la vi e hice lo que debía hacer, entregarla…
- Verá es que no la perdí yo exactamente, fue mi marido y quería preguntarle si lo vio usted allí
- Lo siento, no vi a nadie, cuando entré en esa sala no había nadie, solo estaba la máquina de fotos sobre un sillón.
- Gracias de nuevo
- No hay de que

Mónica se dio cuenta que a través de ese señor no averiguaría nada, así que decidió que había llegado el momento de llamar a la policía…


Llamó pero no le hicieron demasiado caso por mas que insistía, le dijo el policía riendo estará de juerga, ya volverá señorita…insistió e insistió, pero nada…¡¡era inútil¡¡, decidió ir personalmente, salió del hotel y tomó un taxi, le indicó al taxista que la llevara a la comisaría de policía mas cercana, el hombre la miró y le dijo: Mire yo no quiero líos señorita, mis líos me los resuelvo yo solito y le enseñó una pistola…no la llevaré tome otro auto le dijo… y le abrió la puerta trasera invitándola a bajar…ante la evidencia, Mónica bajó sin decir nada, ya no tenía fuerzas para pelear con ese cretino, bajó sumisa y el taxista se largó dejándola allí tirada…

El siguiente taxista se negó exactamente igual, a llevarla, pero ella insistió y le mostró un billete de 100 dólares y ahí la cosa ya cambió, el hombre cogió el billete y arrancó sin rechistar…

Cuando atravesó la puerta de la comisaría, no sabía aún que decir. Vio un mostrador destartalado de madera raída y tras él un policía desaliñado, tenía bastante pelo de un color negro que brillaba por la grasa y una enorme tripa que escondía tras una camisa blanca llena de lamparones, con un par de botones arrancados. El hombre la miró lascivamente y Mónica sintió una mezcla de escalofrío y asco, pero guardó la compostura y le mostró una sonrisa diciéndole: necesito ayuda, mi marido ha desaparecido esta mañana. El policía introdujo un folio medio arrugado en una vieja máquina de escribir y empezó a pedirle datos…

Cuando hubo terminado le extendió el documento para que lo firmara, diciéndole, ya le avisaremos cuando sepamos algo. ¿Cómo que ya me avisaran cuando sepan algo?, ¿acaso usted piensa que voy a conformarme con esa respuesta?. Mire usted, mi marido ha desaparecido y no voy a parar hasta que lo encuentren, - dijo Mónica muy contundente- , así que ya puede empezar a informarme sobre lo que piensan ustedes hacer…El hombre ni la miró, giró sobre sí mismo y se dirigió hacia una puerta que había en la pared del fondo, la abrió, - quedándose con el picaporte en la mano, pero no se inmutó lo mas mínimo, lo colocó nuevamente - asomando su grasienta cabeza por el hueco de la puerta. Al momento se giró hacia ella y le hizo un gesto indicándole que fuese hacia allí. Cuando ella llegó, el policía abrió la puerta del todo mientras escuchó una voz grave que decía: pase señorita por favor…

Era una habitación pequeña y oscura, las paredes estaba sucias y tras una mesa empapelada de carpetas, estaba sentado un hombre joven. Tras él en la pared, colgaba torcido un calendario inmenso con una foto que decía al pié de la misma, Medellín, se veía una calle que ella bien habría creído que pudiera ser de Valladolid , de Zamora o de Salamanca. El inspector, que era así como lo había llamado el otro policía, le hizo un gesto para que se sentara. Mónica le observó un momento, se trataba de un hombre muy guapo, su pelo no tenía grasa ni su aspecto era desaliñado, tenía unos bonitos ojos y una boca preciosa, su cara era angulosa y parecía una mezcla de Colombiano y otra raza, estaba bastante moreno y por su camisa granate y limpia, asomaba un pecho con vello negro, definitivamente era realmente atractivo. Se sintió mas relajada al verle, le inspiraba confianza, así que le contó exactamente todo lo sucedido, terminando su relato con una pregunta, ¿me ayudaras?.

El inspector la miró con cara circunspecta, parecía muy preocupado…miró con suma atención el documento que ella había firmado, tras un largo silencio levantó la mirada y le dijo: si me permite la acompaño al hotel y haremos allí unas cuantas preguntas. Se levantó cogiendo su móvil e indicándole a Mónica que saliera se dirigió hacia la puerta, que cerró tras ellos.

Mónica empezó a sentirse más segura cuando montó en el coche del inspector

- Ahora está ya cerrado,- le dijo-, pero mañana por la mañana debe ir usted a la Embajada para notificar la desaparición
- Ya lo había pensado – dijo Mónica-


El resto del camino lo pasó contestando de nuevo a las preguntas que le hacía, le preguntó si habían discutido, si su relación era buena, si llevaban muchos años casados.

- No estamos casados, somos pareja
- bueno eso es lo de menos, lo importante es saber si él ha desaparecido o se ha hecho desaparecer intencionadamente, ¿me comprende?, y eso depende en gran parte del tipo de relación que mantienen ustedes, ya me entiende…


Mónica sentía que estaba viviendo una película de esas malas que a veces había visto en la cuatro, le parecía todo surrealista, no acababa de creerse que esto le estuviera sucediendo a ella, en Bogotá, a miles de kilómetros de su casa, sola y perdida en un mar de dudas…absolutamente desconcertada por todo lo que estaba sucediendo y muerta de miedo, sin saber muy bien si llamar a los padres de Javier o esperar un día mas…

Cuando llegaron al hotel ya eran más de las 9, el inspector se dirigió a recepción enseñando su documentación y pidiendo ver al director del hotel. Al momento el director salió sonriente y les acompañó hasta su despacho.

Cuando escuchó los hechos, preguntó a cada uno de los empleados y llamó a los que ya habían terminado su turno, pero ninguno supo darle razón de Javier, nadie le había visto, o no se habían fijado.

- vayamos a cenar algo- dijo el inspector- , pero a otro lugar, le mostraré un sitio que le gustará
- Gracias inspector – dijo Mónica tímidamente-
- Llámame José Carlos- le dijo sonriendo-, si me lo permites…

Mónica sintió aún mas alivio, al ver la confianza que le daba el inspector, se sentía arropada y menos sola. Llevaba todo el día conteniendo las ganas de llorar y cuando él le dijo eso, no puedo evitar romper a llorar, estaba rota…

Cundo llegaron al restaurante, le pareció francamente bonito, al inspector le conocían y les dieron una buena mesa, se sentó frente a él y empezó a leer. Sopa de Mondongo, Lechona, Ajiaco, Pan de bono, Pepitoria de Chivo, Ternera a la llanera, Pechugas en Guascas, Frijoles con chicharrón…

- Pediré Ternera, es lo mas natural, - dijo Mónica sonriendo-
- Si me permites, pide mejor Ajiaco, es una sopa muy rica con papas y mazorcas, con guascas y cilantro, te gustará créeme y luego Pepitoria de Chivo, es la cabeza del chivo con sus asaduras, corazón, riñones, vísceras, esta muy rico
- Pediré el Ajiaco, pero por lo del chivo no paso, sería incapaz de comer el corazón de nadie, ¡que asco¡
- Jajaja, ¡como son las mujeres¡ a ver…bueno pues pide Pechugas en guascas que es pollo sin piel, porque si pides ternera a la llanera, creo que también te dará asco, si te toca la parte de los tembladores o la garza, ja ja ja…yo pediré Ajiaco como tu y la ternera y que nos traigan pipían de papa, que esta muy rico ya veras…
- De acuerdo, gracias, (quien me iba a decir a mi que probaría la comida colombiana con un inspector de policía- pensó-, pero no dijo nada)

Al final resultó que el inspector tenía razón, estaba todo muy bueno, hasta la ternera esa, que probó un poquito…cuando llegaron a los postres, él le dijo pide Arequipe.

- ¿Qué tiene el arequipe?
- Leche condesada caramelizada, le dijo
- ¡¡ Dios mío¡¡, leche condensada caramelizada…..no pudo evitar exclamar…¡engordaré 20 kilos¡¡¡
- Ja ja ja


Volvieron hasta el hotel y le dio las gracias por su compañía, no se que habría sido hoy sin tu ayuda, José Carlos…gracias nuevamente…

- Mañana volveré Mónica y seguiremos mirando que ocurre, ahora duerme tranquila…

¿Tranquila?, ¿Cómo iba a dormir tranquila sin saber que pasaba con Javier?. Efectivamente, fue una eterna noche de pesadillas y sudores, de sobresaltos y miedos, hasta que al fin llegaron las primeras luces del amanecer y empezó a sentirse muy cansada…estaba tan asustada…


Bogotá 9:25 am del 14 de agosto de 2000

Cuando salía de desayunar, sin haber hecho sus famosos bocatas, el inspector ya la estaba esperando…¡nada¡,-dijo Mónica-, ¡ni rastro de Javier¡, ¿vamos a la Embajada?

- Mis hombres han estado investigando esta noche, pero no han conseguido aún saber nada, le dijo…

Pasaron cerca de la estación de tren y llegaron a un lugar que se llamaba los molinos, en el centro de Bogotá y allí hasta un edificio que tenia una bandera de España. Le dijeron que si mañana no había aparecido darían parte a asuntos exteriores y lo convertirían en un tema oficial, que esperaban que hoy tuviera noticias de él y que no dejara de avisarles. Todo esto fue porque Mónica, ante el temor de alarmar a su familia, prefirió no hacerlo oficial hasta el día siguiente…así que no dio parte oficial de su desaparición, solo habló con el Embajador y acordaron esperar…aunque le advirtió, que esta conversación, sería como si no la hubiesen tenido, ya que si lo oficializaba su obligación era comunicarlo de inmediato. Mónica salió muy preocupada después de la conversación con el Embajador, le había dicho que Bogotá era una ciudad muy peligrosa, que era una ciudad sin ley, que todos portaban armas y que hasta la policía era pura corrupción…

No le dijo nada al inspector, solo le pidió que la llevara al hotel de nuevo. El resto del camino permaneció silenciosa…aunque sentía que él se estaba tomando un interés algo más que profesional por su caso…sabía que el inspector quería pasar el resto del día con ella, pero no estaba dispuesta…así que al llegar al hotel le dijo con firmeza y amabilidad, gracias por todo, si se algo nuevo te llamo, espero que pronto me deis noticias, estoy muy nerviosa, te agradeceré que al menor indicio que tengas, me avises por favor…se dio media vuelta y se marchó sin dejar que el inspector tuviese tiempo de reaccionar e invitarla a cualquier cosa…

Bogotá 16:30 pm del día 14 de agosto de 2000

El tiempo transcurría lentamente, había comido hacía ya un buen rato y ahora daba vueltas por la habitación, nerviosa, mirando su móvil cada minuto, por si Javier la llamaba y recordando entre lágrimas la ilusión con la que habían planeado ese viaje, y es que ya a estas alturas empezaba a sentir con mucha fuerza que Javier estaba muerto, que lo habían matado y lo habían tirado a cualquier cuneta. A su mente llegaban agolpadas todas la imágenes de su relación, cuando se conocieron, la primera vez que se besaron, la primera vez que hicieron el amor y lo felices que eran amándose y hasta cuando tenían algún cabreo, los silencios esos tan espesos que tenían a veces cuando no se hablaban, los proyectos que tenían en común, los viajes que habían hecho, las cosas que había dejado de decirle…y que ahora querría decirle…

Y así fueron transcurriendo las horas lentamente, angustiada y llena de pena…las cinco…las seis…las siete….entre esas cuatro paredes de la habitación del hotel, entre su ropa y sus planos, esos planos que el marcaba con trazadores fosforescentes para no perderse, ni perderse nada…entre su colonia y su aroma, recordando cada instante con intensidad…

Las ocho…ya no podía mas…bajaría a ver la televisión a ver si era capaz de tranquilizarse…

Bajó silenciosa y pasó por recepción, sabiendo que los recepcionistas la miraban y murmuraban de ella…entró en la sala de televisión, estaba vacía…estaban poniendo una película muy antigua de Jerry Lewis, el cómico ese al que tenía tanta manía…

De repente escuchó una especie de gruñido, miró hacía atrás y al fondo en un sofá vio que había alguien tumbado, se acercó y vio que era Javier, estaba medio inconsciente, su camisa estaba abierta y tenía una enorme cicatriz en un costado.

Nadie le explicó por que Javier apareció allí tumbado, después de haberle operado y haberle quitado un riñón.

Nadie supo explicarlo, ni siquiera Javier que no recordaba nada…

Blondie

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