13 de enero de 2007

Salvados por la campana

Zen era endiabladamente listo, le gustaba jugar y disfrutaba con sus juegos, era muy inteligente y manejaba a la perfección el arte de la palabra, ese difícil arte de transmitir lo que en cada momento le apetecía, Jugaba con su “inconexa” manera de penetrar en vidas ajenas produciendo “conexiones” controladas, de una forma somera y sutil, tan imperceptible que a veces él, casi ni se daba cuenta y cuando se percataban, quienes le leían, disfrutaba doblemente de sus palabras.

Gustaba de los juegos de palabras, de sembrar la incertidumbre y el desasosiego, controlando en el último segundo esa duda, modelándola y ofreciendo una salida mas divertida a un contenido profundo Le gustaba muchísimo jugar con la palabra escrita y escribirla para inteligentes, para gentes capaces de captar su sutileza, para gentes capaces de no pensar que eso pudiera ser insano, extraño o vulgar. Que disfrutasen de su juego con verdadero placer, que lo hicieran suyo, y lo saborearan como el más exquisito de los manjares, era pues esto, otro de sus placeres.

Era realmente bueno con la palabra y eso ella lo sabia…por eso tal vez ella le propuso aquello…Sabía que él y solo el podría darle lo que ella necesitaba, solo el… y él sabía que ella quería lo suyo y que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por obtenerlo, así que le fue bastante fácil despertar su interés, mediante su palabra escrita y cuando al fín se lo propuso,con firmeza, Zen sopesó su oferta y pensó…¿Por qué no?, si era algo que él deseaba tanto como ella...

Y aceptó...


Cuando Zen, esa mañana, tomó conciencia de lo que le estaba sucediendo, ya era demasiado tarde. Había traspasado la barrera de lo irreal, de lo imaginario, sin apenas darse cuenta y ahora tenía un dilema, no sabía como había aceptado, como había sido capaz de hacerlo, de tomar esa decisión, pero ya no había retroceso… Y eso, precisamente eso, esa forma maldita de escribir, le había llevado a esto…a ser el elegido de ella….

Ahora estaba dándose cuenta que no se podía jugar, que su corazón latía, a pesar de que él lo quisiera parar y no sabía como hacerlo, tenía el corazón acelerado casi a punto de salírsele del pecho, notaba cada latido y cada sensación dentro de él multiplicada por mil, tenía deseos de gritar y decir lo que le estaba pasando, las sensaciones le estaban jugando una mala pasada, pero no se atrevía tan siquiera a reconocérselo, solo podía intentar aprender a vivir con ello, manejándose en ese mar inmenso de dudas y sensaciones que él mismo había creado, a silenciar su decisión e intentar arrancar con la misma fuerza que había entrado, su desasosiego, aunque sabía que eso era labor arduo difícil, porque ya había pasado ese momento de poder arrepentirse…

Fue entonces cuando comenzó a sentirse atrapado…se encontraba en una encrucijada, o continuar y terminar lo iniciado o intentar huir, aunque las piernas le temblasen y no le respondieran, aunque en el fondo desease inmensamente aquello, pero algo le retenía…, así que decidió de momento continuar donde estaba, silencioso, sin apenas gesticular, sabiendo que cualquier movimiento en falso, sería fatal para él.
Además, auque le costase reconocerlo, sabía que lo necesitaba, necesitaba lo que ella le ofrecía, no quería retroceder pues, a pesar de sus temores, de su angustia, quería lo que le daba ella con tanta fuerza, que le compensaba el riesgo y el miedo y la angustia y todo…porque sabía que a cambio de todos esos sinsabores, lo tendría…

Nadie más que ella sabía lo que había ofrecido a cambio, ni el acuerdo al que habían llegado. De momento se sentía a salvo, sabía que ella jamás lo diría a nadie, así que por ese lado no tenía temor, solo inquietud y temor por las miradas expectantes que se posaban sobre él o que él creía ver que se posaban.

Por su frente corría un sudor frío, quería controlarlo pero no podía, su miedo se tornaba en pánico, cada segundo que pasaba. No quería que ellos se dieran cuenta de cómo era realmente, de lo que estaba haciendo porque si eso sucedía perdería toda credibilidad, pasaría a ser un “non grato”, alguien en quien no se pude confiar, en quien no se puede creer..

Confiaba pues en su buena suerte, en que jamás nadie lo sabría, pero si le descubrían pues ya inventaría algo, tendría que ser algo creíble, ¡ que por algo el era tan astuto ¡, quería, a pesar de sus pulsaciones, creer que saldría al final victorioso, solo tenía que mantenerse muy atento y expectante ante lo que le rodeaba y no hacer ningún movimiento en falso.

Pero el miedo le invadía…no quería tenerlo y no quería sentirse asustado…Y ella también lo estaba, sabía que estaba muerta de miedo, había aprendido a conocerla poco a poco y sabía como se sentía ahora…los dos estaban muertos de miedo…

Y así andaba él pensando y pensando, leyendo y releyendo su escrito cuando…de repente sonó con fuerza el repiqueteo de la campana, en esa inmensa aula y Zen sintió un gran alivio, le dio a ella su maravilloso escrito de literatura fantástica y cogió el examen del tema que le había tocado a él y que ella le había regalado a cambio de su escrito… que un trato es un trato…

Se miraron con complicidad, sin mediar palabra, Zen bajó uno a uno, los peldaños de esa inmensa escalera del aula magna y dirigiéndose al catedrático le entregó su examen con una sonrisa, sintiéndose a salvo…



Blondie

2 comentarios:

Martxoso dijo...

Eres endiabladamente buena escribiendo, Blondie. Y da la casualidad de que tengo que presentar un escrito de alegaciones por un impago de una multa. Tal vez pudiéramos llegar a un trato. Tienes tanta tanta fantasia....!
Enhorabuena

lahijadelchaman dijo...

a mi tambien me parece que este escrito es muy bueno.
Me ha gustado mucho. Hasta el final no sabes a que se esta refiriendo. Sabes que va a ser algo....diferente, pero no sabes que puede ser.
Ayuda a martxoso anda !!!
un besito

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